Entre los indios sioux, Haokah usaba los vientos como palillos para que resonara el tambor del Trueno: Sus cuernos demostraban que era también dios de la caza. Lloraba cuando estaba contento; reía cuando triste. Sentía el frío como calor y el calor como frío.
Tomado de :
Jorge Luis Borges
El libro de los seres imaginarios (1968)
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