Cuentan que cuando el primer pueblo de San Felipe se
encontraba en el sitio denominado Los Cocos, el cura de
dicho pueblo salió un día de paseo al campo, acompañado
de su muchacho, y habiendo llegado a la laguna de Paramillo,
se vio interrumpido en su paseo porque la laguna
y el cerro comenzaron a embravecerse, con amenazas de
fuerte tempestad, relámpagos y truenos. Queriendo el
cura contener con su fe cristiana los obstáculos, se pro-
puso conjurar a la laguna y al cerro. Envió al pueblo a su
muchacho ordenándole que le llevase los útiles necesarios
para la ceremonia; pero cuando el muchacho regresó no
encontró al taita cura; había sido tragado por la laguna.
Se dice que los ruidos semejantes a los de un temblor
que se oyen hasta este pueblo son los estremecimientos de
la laguna, cuando esta concede permiso al cura para que
salga a sus orillas.
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