jueves, 7 de marzo de 2019

SI VAS A TIERRA DE EGIPTO

SI VAS A TIERRA DE EGIPTO
Cuentan que una vez, mientras el Nuberu contemplaba desde la eminencia de una roca la
hermosura de un huerto que acababa de regar con beneficiosa lluvia, se le escaparon las nubes y
tuvo que quedarse en tierra hasta la mañana siguiente.
Se dirigió a casa de un labrador rico y le pidió posada por una noche; el labrador le contesto que
no admitía mendigos en su casa.
Después fue a la de un labrador de humilde posición y este le acogió cariñosamente; claro es que
ninguno de los dos labradores sabia que aquel hombre era nada menos que el rector de las
tormentas. Este se levanto muy de mañana y después de dar las gracias a su huésped, le dijo:
-Si vas a tierra de Egipto pregunta por Juan Cabrito.
Y el nuberu se dirigió al pico mas alto de una montaña y cabalgando sobre una nube, agrupo a los
redondos truenos, los llevo sobre las propiedades del labrador que le había llamado mendigo, y
haciéndolos chocar unos contra otros se rompieron con gran estruendo, derramando con fuerza
toda el agua que tenian dentro, en las tierras de su enemigo, arrasándolas por completo.
Desde aquel día las tierras del labrador pobre empezaron a dar abundantes frutos, y las del
labrador rico se convirtieron rápidamente en campos estériles.
Sucedió que el labrador pobre, mozo valeroso y dispuesto a meterse en empresas, decidió ir a
Jerusalén como escudero de un noble señor que fue a las cruzadas. Allá cayo prisionero y
después de muchas aventuras fue a dar con su cuerpo a Egipto.
Pregunto que donde vivía Juan Cabrito, y le contestaron asombrados de que se atreviera a
nombrar a tan gran señor.
El labrador averiguo que el Nuberu vivía en una montaña y hacia allá dirigió sus pasos caminando
por un desfiladero. Al final de este aparecía la roca cortada verticalmente y en el interior de ella
tenia sus habitaciones el Nuberu. Salió un criado y le dijo al labrador:
-¿Cómo tenéis valor para acercaros a esta casa? Mi amo ha ido a tronar y no regresa hasta
mañana; además, no recibe a nadie; ¡marchad!
Volvió nuestro labrador al otro día y le suplico al criado:
-Decid a vuestro amo y señor que esta aquí un asturiano que desea saludarle.
Inmediatamente fue introducido a la casa y el Nuberu le trato con atención expresiva y cariñosa;
después le dijo:
-Vengo de romper unos truenos sobre tu pueblo; he regado tus tierras con mucho cuidado; tus
cosechas son mas abundantes cada año y tu familia esta bien. Ahora tengo que darte una mala
noticia: tu mujer, creyéndote muerto, se casa dentro de unos días, pero no te apures, mañana
llegaras a tu morada y tu esposa recibirá mucha alegría. A mi no me volverás a ver porque marcho
esta noche a tronar; levántate antes del amanecer y monta en un macho cabrio que estará
esperándote a la puerta de esta casa; el te conducirá a tu pueblo por el aire; no tengas miedo,
nada malo te ocurrirá, pero no te acuerdes de Dios, ¿eh? que si no tirote.
Y tal como le dijo el Nuberu así sucedió; el labrador llego a su casa en un abrir y cerrar de ojos y
su mujer le recibió amorosamente entre sus brazos.

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