La noche del viernes santo, es costumbre hurtar alguna especie o llevarse a la joven con quien se tiene compromisos de amor. Este acto llamado khuespicha, que quiere decir despojo o liberación, es una práctica que los indios la han tenido desde una época inmemorial, y que la han seguido ejecutando después de la conquista española, con la circunstancia de haber buscado para efectuarla la noche del viernes santo, en que suponen muerto a Cristo. Esta combinación de la fiesta pagana del indio con la celebrada por la iglesia a la muerte del Salvador, ha debido ser obra de algún indio hábil que supo encubrir sus verdaderos alcances con preocupaciones cristianas.
El indio cuando algo pierde en aquella noche, ni se molesta ni lo busca, se conforma con lo sucedido: me han khespiado, repite y culpa a su falta de pericia y cuidado el haber sido víctima de otro más listo que él.
Esa noche, sabe ya que deben sustraerle y de antemano se halla en vela, no desprendiendo la vista de sus cosas ni de sus hijas, si las tiene crecidas. Es una lucha entre el propietario y padre con el que intenta arrebatarle furtivamente algo. En esta contienda, vence el más avisado y astuto y pierden los tontos. Al siguiente día, cuando nada le ha sucedido, el indio se alegra y cree haber triunfado de las asechanzas de quienes trataron de hacerle daño entre broma y broma y se ríe del khespiador que marró el golpe
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