Siglos ha vivía en la zona alta de Venta-Berri un hombre y una mujer que tenían fama de brujos.
En realidad eran dos farsantes que vivían a costa de la credulidad de las gentes del lugar,
realizando mil y una supercherías.
Una de sus mayores "hazañas" fue "predecir" que en la noche de un día de noviembre se vería una
luz que surcaría los cielos desde Ganekogorta hasta las peñas de Lekanda. Esa luz sería presagio
de grandes desgracias a no ser que los "brujos" realizaran ciertos rituales... En realidad lo que
hicieron fue capturar un buitre joven de las peñas de Lekanda, al que, por supuesto, soltaron de
noche en el monte Ganekogorta, atándole una cuerda empapada con substancias que ardían
lentamente.
Este ingenioso fraude supuso su ruina, ya que pocas noches después se les apareció el Diablo,
entre nubes de azufre y muy, muy enfadado. Mientras la pareja se abrazaba muerta de miedo les
explicó que por culpa suya había perdido un buen número de almas de pecadores que, al ver el
prodigio de las llamas en el cielo, se habían arrepentido de sus pecados...
Ningún mortal sabe qué sucedió aquella noche, pero a la mañana siguiente la cabaña de los dos
brujos estaba totalmente calcinada, y en su interior se encontraron los dos cuerpos en posturas
horriblemente retorcidas, como si hubieran muerto presas del más horrible de los tormentos.
Y desde entonces se vio en el cielo, todos los años, un gran buitre negro que lanzaba grandes
gritos. Y los lugareños dicen que contiene las almas de la pareja, condenada a las penas del
Infierno. Y aquél que desconocedor de la leyenda (o burlándose de ella) mate al buitre negro,
será poseído por los espíritus de los dos brujos, condenándose a su vez a la perdición del
Infierno.
Verdadero o falso, en el siglo XVIII hubo en Guezala un juicio por práctica de brujería, y se dijo
que el acusado había matado un buitre, siendo poseído por la pareja de brujos. El juicio terminó
con exorcismo, absolución y penitencia, para alivio de todos .
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