Un día, muy de mañana, el dios del sol tiró una flecha del cielo, la
cual cayó en un lugar llamado Tezcalco, donde actualmente está una
ciudad. Del agujero de aquella flecha salieron un hombre y una mujer;
el nombre del hombre era Cabeza o Gavilán, el nombre de la mujer
era Cabello de Hierba. Del dicho hombre no había más cuerpo que las
axilas para arriba, ni tampoco de la mujer, y para engendrar él metía
su lengua en la boca de la mujer. Ellos no caminaban más que a saltos
como la urraca o el gorrión. El hombre entonces hizo un arco y una
flecha con los cuales tiraba a los pájaros que volaban, y si de ventura no
mataba al pájaro al cual tiraba, la flecha caía en cualquier conejo u otra
caza, la cual ellos comían cruda, pues no había aún el uso del fuego, y
se vestían con la piel. La pareja tuvo seis hijos y una niña, los cuales se
fueron al lugar donde actualmente está Texcoco, pero que entonces no
era más que un espeso monte, lleno de toda clase de bestias, con cuyas
pieles ellos se vestían.
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