sábado, 16 de marzo de 2019

El pueblo submarino (mito hitchiti)

Una vez, un muchacho estaba paseando junto al agua, llevando el
arco y las flechas, cuando dos mujeres que estaban allí, en la orilla, le
dijeron:
-¿Nos sigues?
Entonces el muchacho apoyó su arco detrás de un árbol y, siguiéndolas,
se presentó ante ellas, que le dijeron:
-Nosotros nos vamos ahora bajo el agua. Ven con nosotras -diciendo
esto se pusieron en marcha y, como habían dicho, se echaron al
agua, y el muchacho con ellas.
Cuando entraron en el agua y llegaron al fondo, parecía como si no
hubiese agua. Después de caminar mucho llegaron muy lejos, donde
estaba el pueblo submarino. Un viejo le dijo:
-Aquí hay una silla. Siéntate.
La silla que le indicaba era una gran tortuga de mar.
-Ellos me hablaron -dijo el joven-, y me senté en ella, y entonces
me dijeron: «¿Quieres dormir aquí abajo? Aquí hay una cama. Tú debes
dormir aquí abajo. El árbol de cinturón de culebras es la cama», e inmediatamente
añadieron: «Puedes ir de caza si lo deseas». «No puedo ir
de caza porque no tengo arco.» Pero el anciano me dijo: «Ve de caza, y
cuando encuentres algo regresa». Después que me dijo esto, salí, y mientras
paseaba por los alrededores se oyó un estrepitoso ruido y caí rodando
al suelo. Así permanecí durante un rato, hasta que recobré los sentidos y
volví con ellos. Cuando regresé el viejo me dijo: «¿Qué has matado?».
«Yo no he matado nada -contesté-, pero me caí y estuve inconsciente
durante un rato. Luego regresé pero no he matado nada.» «Llévanos y dinos
dónde te caíste», dijo el anciano. Inmediatamente partimos, y cuando
llegamos al lugar había una cierta clase de animal muerto. «Es exactamente
lo que dijimos», dijeron ellos, y se llevaron el animal. Cuando
llegaron al pueblo, se lo comieron. Después que estuve allí un rato, aquel
viejo me dijo: «Si quieres irte, puedes hacerlo», y yo le contesté: «Sí,
quiero irme». «Llevadlo allí», dijo a alguien, y en cuanto pensé que iban
a llevarme perdí el sentido. Después, cuando recobré el sentido, ya fuera
del agua, me encontré en el lugar donde estaba antes de entrar en el agua.
«Mi arco está apoyado en un árbol», me dije, y fui al sitio y allí estaba,
según lo había pensado. Lo cogí y me puse en marcha. Cuando llegué al
pueblo de mi tribu, todos estaban allí y me dijeron: «El que estuvo perdido
durante mucho tiempo ha regresado». Mi padre me preparó una medicina,
y después de algún tiempo me puse bien -así dijo el muchacho.

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