sábado, 16 de marzo de 2019

El cerro de Oyocco (mito quechua)

Vivían cerca del cerro de Oyocco una mujer y sus dos hijos. Llegada
la época de la siembra, ella mandó a éstos a la chacra con el fin de que
sembraran maíz; ellos tuvieron pereza de hacerlo y regresaron a su casa
dejando abandonada la semilla en la chacra.
Al día siguiente volvieron a su chacra llevando más semillas, pero
los ociosos, en lugar de proceder a sembrarlas, tostaron una parte del
maíz y el resto lo vendieron. Al cabo de dos días regresaron otra vez a
la chacra con semillas de patata, también para sembrarlas, pero no lo
hicieron, comiéndose las patatas en una pachamanca. Al retomar a su
casa, dijeron a su madre:
-Hemos terminado de sembrar, pero tenemos hambre y queremos
comer carne.
La madre les respondió:
-Córtenme, pues, la pierna y cómansela.
Así lo hicieron los mozos. Pero, cuando acababan de comer la carne
de la madre, de repente, se produjo un fuerte viento, con una polvareda
rojiza que sacó a aquéllos de su casa y los estrelló en el cerro Oyocco,
donde actualmente se ven las figuras de dos caras humanas, que, al decir
de la gente, son de los dos mozos perversos.

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