El diablo había establecido su cátedra en el infierno; en ella explicaba su ciencia mágica a varios
discípulos,
entre ellos asistía don Juan de Atarrabi y el fraile de Bera.
Durante cierto tiempo, les estuvo enseñando gratuitamente, y cuando llegaron a estar bien
instruidos, les pidió en pago de sus doctrinas que uno de ellos se quedase en el infierno. Para
cumplir ese deseo, deberían ponerse de acuerdo y decidir quien era el que iba a quedarse. No
salió ningún voluntario para vivir en el infierno, y todos alegaban la necesidad de volver a la tierra
donde los esperaban sus deudos.
Terminadas las clases, el diablo volvió a exigir que uno de ellos se quedase. Pero, haciéndose los
distraídos, iban saliendo en fila del infierno por una estrecha puerta y el diablo, a la salida, los
agarraba, preguntando a uno por uno:
- ¿Te quedas tu?
Y todos le iban contestando muy alarmados:
- Agarra al que viene detrás.
Salió el ultimo (Atarrabi) y, al sentirse cogido por el diablo, le dijo como los anteriores:
- Agarra al que viene detrás.
El diablo, viendo una sombra y tomándola por otro estudiante, le clavo su espada, dejando fija en
el suelo la sombra de Atarrabi en poder del demonio, mientras el escapaba sin ella. Atarrabi
termino su carrera de sacerdote y fue enviado a desempeñar su misión a la parroquia de Gonyi.
Pero continuaba sin sombra desde que se la dejo en los infiernos. Únicamente la recuperaba
cuando celebraba misa en el momento solemne de la consagración; pero pasado ese momento,
volvía a quedar sin ella, lo que preocupaba enormemente a Atarrabi que no quería morir y
presentarse sin sombra en el otro mundo.
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