domingo, 24 de marzo de 2019

Ciuca-Cachi (San Martín)

Cerca del pueblo de Tabalosos, por el camino a los
campos de cultivo de Bambas, existe un lugar llamado
Ciuca-Cachi,,7 que es una colina de quince a veinte metros
de altura formada por tierra arcillosa de color blanquecino.
Tiene vestigios de haber sido una remota mina
de sal piedra. Hoy es sitio de reposo de los labradores que
van y vienen de sus chacras.
Cuentan, pues, que hace muchos años Ciuca-Cachi
era una mina de sal y que tenía como madre a una vieja
hechicera de aspecto repugnante, contextura escuálida
y rostro demacrado, con uñas y dedos largos, que vestía
una pollera larga de color rojo con pintas negras, camisa
de color negro, un pañuelo rojo en el cuello, un sombrero
grande con copa muy puntiaguda, que casi le ocultaba
el rostro. Solo en sueños manifestaba a los vecinos de
ser ella madre y cuidadora de la mina de sal y que dicha
mina era, al mismo tiempo, su criandería nocturna,
cuyas gallinas eran los ciucas («gallinazos»). Es así que
algunos caminantes, que pasaban por allí en altas horas
de la noche, constataban la existencia de esa criandería
misteriosa, que tenía la particularidad de desaparecer y
reaparecer en medio de luces de colores. Cuando la vieja
se daba cuenta de que alguien estaba aguaitando su dominio,
ella y su criandería se esfumaban en medio de la
oscuridad de la noche, sin dejar rastro capaz de observarse
al siguiente día.
Pero una noche lóbrega, en que caía lluvia torrencial
y azotaba con furia el viento, doblegando las copas de los
árboles, un borracho que regresaba de un trapiche lie—
gó a eso de las doce a Ciuca-Cachi, al que encontró bien
iluminado y a la vieja cenando, rodeada de los ciucas, sus
gallinas. La vieja tenía su comida en un platillo;18 la comida
consistía en un poco de tacacho;5* ingería el tacacho
mezclándolo con su moco, sustancia que ai decir de ella
remplazaba a la sal. La bruja invitó al borracho a probar
un bocado, pero este no le aceptó, reconviniéndola por la
forma asquerosa y repugnante como preparaba y comía
sus alimentos. Resentida, la vieja le dijo que ese moco que
acababa de verle comer era la sal que come la humanidad
entera y en justo castigo de su terquedad todo el vecindario
sufriría desde ese momento la carestía de la sal, pues
ella iba a desaparecer de ese sitio, llevándose toda la mina
y solo la encontrarían alguna vez, buscándola con bastante
afán, en algún sitio lejano, donde extraerían el mineral
de lo más profundo de la tierra y a costo de mucho trabajo;
y si allí alguien volvía a burlarse de ella, iría mucho
más lejos.
De ese modo desapareció la mina de sal de Ciuca-
Cachi, quedando en este lugar solo vestigios de ella y
uno que otro gallinazo, gallina de las que criaba la vieja
hechicera.

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