EN la corte del Cozco se daba gran lugar á los filósofos, á los que llamaban
Amautas, y éstos eran la historia viva de cuanto había ocurrido en tiempos
anteriores y de cuantos hechos notables se producían en la vida y conquistas, que los
Incas llevaban á las comarcas vecinas á su imperio.
También existieron como en Roma y Grecia los rabsodistas, que componían
historias en verso, para ser representadas ante los Incas ó simplemente para ser
contadas y aplaudidas por el pueblo.
Á esos poetas, los llamaban Harabecus, palabra que en propia significación,
quiere decir inventador; y tanto estos como los Amautas, no poseyendo el arte de
escribir, para hacer perdurables sus historias, las consignaban á la posteridad por la
tradición oral, que se ayudaba del ingenioso medio de los nudos en cordones de
variados colores.
La difícil interpretación de los nudos y los cordones, era confiada á personas
especiales, á las que llamaban Quipucamayus (contadores por nudos) los que también
desempeñaban el cargo de Secretarios y perceptores de impuestos ó tributos.
De esos archivos es tomada la siguiente Leyenda, á propósito de la lluvia:
Pachacamac y Viracocha. Dioses superiores, pusieron en los altos cielos á Nusta,
doncella real, y diéronle un cántaro lleno de agua para derramarla sobre la tierra, cada
vez que ésta la necesitara.
Cuando la lluvia que cae del
cielo, viene apaciblemente, sin
truenos ni relámpagos, Nusta está
vertiendo el cántaro sin que nadie la
moleste. Pero á veces la tormenta
se manifiesta con estruendos, el
temporal se desata en medio de
relámpagos y rayos, entonces la pobre Nusta, es maltratada por su hermano, un
muchacho travieso y groserote, que se entretiene en romper el cántaro y hacer llorar á
su bondadosa hermanita.
El granizo, la nieve y la lluvia, los produce la doncella, porque la suavidad y la
blandura son propias de seres tiernos como la mujer. Los estruendos, los rayos y las
convulsiones violentas, son producidas por el hermano varón, porque son más
propias del hombre las brusquedades y las torpezas.
Esta leyenda fue también compuesta en verso Quichua por los Harabecus ó
Jarabicus y escrita en los nudos de los Quipucamayus, nosotros la consignamos á
continuación en esa lengua.
Cumac Nusta
Toralláyquim
Puyñuy quita
Paquir cayan
Hina mántara
Cunuñunum
Illa pàntac
Camri Nusta
Unuy quita
Para múnqui
May ñimpiri
Chichi munqui
Riti munqui
Pachac rútac
Pachacamac
Viracocha
Cay hinâpac
Churasunqui
Camasunqui.
También nos permitimos traducirla en verso castellano, deseosos de que el lector
pueda apreciarla con mayor claridad.
Hermosa doncella
Aquese tu hermano
El tu cantarillo
Lo está quebrantando,
Y por eso á veces
Hay truenos, caen rayos.
Tú, real criatura
Envías al llano
Las tranquilas aguas,
Granizo y nevado.
El Creador del mundo
Viracocha amado
Para ese tu oficio
Te puso en lo alto.
Y un cántaro hermoso,
Y un alma te ha dado.
La poesía de los Quichuas era compuesta de versos lacónicos, especie de
redondillas, medidas por sílabas y que casi siempre carecían de consonante. Las
composiciones eran generalmente cortas, y esto se esplica, pues en la generalidad de
los casos, conmemoraban hechos ó hazañas de Incas famosos y sus vasallos debían
aprenderlas de memoria
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