viernes, 1 de marzo de 2019

Mitos supersticiones y supervivencias populares de Bolivia El regreso.—La fiesta del huiskju jaraka.—Resistencia de los nativos para los viajes y carreras.

sta, llamada huiskju-jaraka o sea desate de sandalia[24], la que suele durar varios días.
 La esposa del recién llegado manda de obsequio a las familias de los amigos y parientes de su esposo y de ella, un poco de las especies de comer o beber que aquel ha traído, rogándoles que le hagan el favor de aceptar ese pequeño regalo. Los favorecidos tienen en mucha cuenta esta atención y cuando llega el caso de corresponder lo hacen de la misma manera.
El indio y el mestizo no sienten hastío ni se enferman con los largos viajes; apenas cesan los festejos de su llegada, vuelve a sus tareas ordinarias como si no hubiesen experimentado ninguna fatiga; son andariegos insignes, y los viajes más penosos los consideran como caminatas y se ríen de los sufrimientos de los blancos que para realizarlos dificultan tanto y tantos preparativos hacen.
En las carreras de resistencia, el indio es invencible: cruza enormes distancias en pocas horas y llega a la meta sin estar rendido por el cansancio ni la sed.[25] Más de uno se hace acreedor, a que se le dirija el histórico dicho del Inca: que Tiay huanacu, siéntate huanaco, frase con la fué recibido, dice, en caso análogo, el mensajero que partiendo del Cuzco, llegó a la famosa y célebre capital de los kollas, en un tiempo relativamente corto, dando lugar a que el nombre del pueblo se cambie de Chucahara, en Tiahuanacu.


[24] El huiskju es propiamente la sandalia, pues consta de unas suelas de cuero atadas con correas al empeine hasta la garganta del pie. Se prefiere que la suela sea de la piel del pescuezo de llama. La ojota, que también usan los indios, se llama ppollko, y se compone de un pedazo de cuero, levantado en los bordes, fruncido y asegurado por correas, sobre el empeine. El pie se halla protegido por todos los lados, a diferencia del huiskju, que los deja al descubierto. El ppollko se asemeja mucho a la alpargata.
[25] Es común en estos casos ver al indio caminar 50 kilómetros en tres horas.

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