sábado, 16 de marzo de 2019

El huerto de la tumba

Extrañas consejas de la vida surgiendo de la muerte explicaban a los
indios senecas el milagro del maíz y de otras plantas que sostienen la
existencia. La hija de la mujer celestial tuvo un amante bajo la forma
de una viña. Poco después dio a luz dos hijos de distinto carácter. El
mayor hizo feliz a su madre, pero el otro, que se llamaba Verrugoso,
le dio grandes dolores y le causó la muerte. El mayor, llamado Mente
Buena, ayudó a la mujer celestial a preparar la tumba de su madre. Y
la mujer celestial habló entonces a su hija muerta: «Prepárate a recibir
a muchos seres en lo profundo, porque muchos seguirán la huella».
Terminado el entierro, Mente Buena regó tiernamente la sepultura de su
madre. Pronto aparecieron unos brotes sobre la fosa. De la cabeza de la
muerta brotó la planta del tabaco; de sus pechos, el maíz; de su vientre,
la calabaza; de sus manos, las habas; y de sus pies, la planta de la papa.

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