sábado, 16 de marzo de 2019

El banquete que Ni-ni-bo-sho dio a los animales (mito shippewa)

Entre las hazañas de Ni-ni-bo-sho, se cuenta la captura de un pez de
tan monstruoso tamaño que con la manteca y el aceite que obtuvo de él
se formó un pequeño lago.
Entonces invitó a todos los animales y aves a un banquete, colocándolos
en un orden de acuerdo con sus gorduras.
El primero que llegó fue el oso, seguido por el venado, el perezoso,
y aquellos animales conocidos por sus gorduras en ciertas estaciones
del año. El alce y el bisonte llegaron tarde; la perdiz esperó hasta que el
aceite casi se acabara. El conejo y la marta llegaron al final, por eso es
que estos animales no tienen grasa.
Cuando el banquete se terminó, Ni-ni-bo-sho invitó a los animales
a danzar.
Ni-ni-bo-sho tocaba su tambor y cantaba a gritos:
¡Nuevas canciones del sur!
¡Vengan, hermanos, a danzar!
Puso a danzar a los animales en un círculo a su alrededor, todos con
los ojos cerrados, según se acordó.
Entonces vio un pájaro gordo pasando junto a él y le arrancó la cabeza,
mientras tocaba con gran fuerza y vehemencia con la mano libre
el tambor. Y así continuó apoderándose de los danzantes que bailaban
con los ojos cerrados.
Pero un pequeño pato abrió los ojos y vio lo que estaba ocurriendo.
Entonces dio un gran salto y gritó:
-¡Cuidado! ¡Ni-ni-bo-sho los está matando!
Y entonces se echó a correr hacia el agua.
Ni-ni-bo-sho lo siguió a toda carrera, y en el preciso instante en que
el pático se lanzaba al agua, le dio un puntapié en la espalda, y ésa es
la causa de que el pático tenga la espalda hundida hasta los días de hoy,
y que camine por tierra tan mal y feamente, con su cola desplumada.
Mientras Ni-ni-bo-sho perseguía al pequeño pato, el resto de los
pájaros voló hacia sus refugios y los animales escaparon a los bosques.

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