En el relato siguiente, el príncipe Hordedef, otro hijo de Jufu, persona que
póstumamente alcanzó cierta fama como sabio autor de un libro de enseñanzas sobre
la vida, le comenta a su padre la sorprendente destreza mágica de uno de sus súbditos.
Jufu se queda intrigado, especialmente cuando se entera de que este mago, llamado
Dyedi, tiene conocimientos sobre los apartamentos secretos del santuario de Tot, dios
de la sabiduría, ya que el propio Jufu ha estado intentando investigar sobre ellos para
hacer una réplica arquitectónica en uno de sus templos. En consecuencia, el príncipe
Hordedef viaja en barca hacia el sur, desde Menfis hasta la ciudad de Dyed-Esneferu,
en la que vive Dyedi. Éste tiene buena salud y un tremendo apetito —500 barras de
pan al día, más medio buey y 100 jarras de cerveza— cosa que no está nada mal para
una persona que ha alcanzado la edad de ciento diez años (una edad modélica entre
los antiguos egipcios). Cuando el príncipe llega, transportado en una espléndida silla
de manos, Dyedi está tendido en una estera delante de su casa, recibiendo un masaje
con aceite. Tras un complicado intercambio de frases corteses, reúne sus valiosos
pergaminos y parte con Hordedef hacia la residencia real.
Dyedi entra en la principal sala del palacio, donde es recibido por el rey Jufu, que
está ansioso de verle realizar algunos de sus espectaculares actos mágicos,
incluyendo la reunificación de cuerpos desmembrados de la que ya le habían hablado.
Dyedi está de acuerdo en realizarlos y Jufu, con notable crueldad, ordena que le
traigan un prisionero que le sirva de ayudante. Dyedi muestra enseguida su
humanitarismo al negarse a actuar sobre un ser humano, afirmando que la humanidad
es un "rebaño ilustre", en clara referencia al concepto de que la raza humana viene a
ser el ganado del dios creador. En consecuencia, eligen una oca y la decapitan,
poniendo su cabeza en el lado oriental de la sala y su cuerpo al oeste. Dyedi
pronuncia entonces su ensalmo mágico, que una vez más no podemos leer, con lo que
el cuerpo de la oca avanza anadeando hacia su cabeza, que también es reanimada,
reuniéndose ambas y empezando a graznar. Un caso semejante se realiza con un ave
acuática (tal vez un flamenco) y también un buey. Desgraciadamente, una referencia
más primitiva al hecho de que Dyedi era capaz de domesticar a un león salvaje para
que caminase tras él no es aquí desarrollada por el escriba.
Después de esto Jufu aborda el tema del número de apartamentos secretos del
santuario de Tot. Dyedi niega conocer la respuesta, pero dice que puede encontrarse
en el cofre de un almacén del santuario del dios Sol en Heliópolis. Es más, Dyedi no
resulta destinado a traerse ese cofre hasta el palacio.
El relato incorpora además una profecía que trata de un futuro cambio de la
familia real, lo que históricamente vemos reflejado en el surgimiento de la V dinastía
en torno al 2465 a. de C. Dyedi dice al rey Jufu que el cofre será recuperado por
Ruddedet, mujer de un sacerdote del dios Sol, que tendrá tres hijos engendrados por
Re, y que el trono de Egipto va a pasar a ellos. Jufu se deprime con esas palabras,
pero Dyedi lo anima revelándole que el hijo y el nieto de Jufu heredarán el trono
antes de que la profecía se realice. (Históricamente la sucesión al trono en la IV
dinastía fue más complicada que en la profecía de Dyedi —el papiro ignora el
problema de Radyedef, inmediato sucesor de Jufu, que construyó su pirámide en Abu
Rauesh, al norte de Giza, y aparentemente considera al último gobernante,
Shepseskaf, como demasiado insignificante como para tenerlo en cuenta.) Ruddedet
dará a luz, afirma Dyeti, a principios de invierno, cuando la crecida del Nilo haya
retrocedido. Entonces, Jufu, que quería visitar uno de los principales santuarios de Re
en Sajbu para conmemorar ese nacimiento, al que parece haberse resignado, dice a
Dyedi que el viaje resultará imposible, ya que el "brazo de los Dos Peces del Nilo",
en el delta que tiene que franquear, estará vacío. Pero Dyedi dice a Jufu que su magia
producirá dos metros de agua en el canal seco para que la visita no se vea frustrada.
La recompensa de la habilidad mágica y profética de Dyedi consiste en otorgarle un
lugar en la casa real con el príncipe Hordedef y un gran incremento de las raciones de
comida.
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