El murciélago no se unió al pueblo alado. Y a los que le
preguntaban sobre el motivo de su abstención, les contestaba:
-Yo tengo cuatro paras, y soy, por tanto, un cuadrúpedo. Y
por eso no me considero súbdito del águila.
Al cabo de un tiempo, en la selva, reunieronse todos los
cuadrúpedos de la tierra para festejar el cumpleaños del León. Hasta las
bestezuelas más humildes, como la liebre y el topo, trajeron presentes al
monarca. Pero el murciélago no participo en la fiesta. Más de uno le pregunto
el motivo. Contestó:
-¿Por ventura no veis mis alas? Yo pertenezco al noble
pueblo del aire.
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