domingo, 5 de mayo de 2013

El rey de los pájaros.


Todos los pájaros de la tierra se dieron cita en el valle del Sol. Venían de los países tórridos , de las estepas, de las más lejanas islas, de Septentrión y del Mediodía, de Oriente y de Occidente, Debían elegir a su rey un asunto de suma importancia que preocupaba a todos. El aguilucho proclamo con soberbia que la corona le correspondía por derecho propio.
-Soy fuerte, noble, valeroso. Y mis formidables alas me permiten volar muy alto, por encima de las nubes.
-Nosotros- escandalizó un papagayo, colérico- no tenemos necesidad de un rey que vuele alto, sino de un rey que nos sostenga con su presencia, que nos ilumine con sus consejos.
Entonces avanzo un gallo:
-A mí, como veis, no me gustan las alturas inaccesibles. Soy el heraldo del sol. Me agrada la honradez, profeso la justicia. Podría ser un sabio monarca.
-¡Oh protestaron los pájaros! ¿Cómo podríamos inclinarnos ante un rey que de un modo tan plebeyo va buscando y picoteando los granos en la era?
Se alzo otra voz:
-Proclamad rey al ruiseñor,. Es maestro de armonías, sabe deleitarnos con su canto.
-No penséis en ello- arguyó el ruiseñor. No podría seros útil en modo alguno. Mi mundo musical de sueños me lleva mucho más lejos de las altas regiones a donde llegan las alas audaces el soberbio aguilucho.
-¿Por qué – intervino un pájaro no ofrecemos el cetro a la grulla? Lleva una espléndida corona en la cabeza, su vuelo es potente, su porte es majestuoso.
¡Por caridad! Dijo el papagayo riéndose como un loco-, no elevéis al trono, os lo aconsejo, a la criatura más imbécil que jamás haya existido en el mundo.
-¡El cisne!-¡gritó un Martín pescador. Proclamemos al cisne.
¡Alto!-dijo la urraca. El cisne es hermoso cuando se desliza por el lago. Pero su vuelo es pesado, tiene una voz horrible, y si anda dos pasos, es ridículo. No puedo pensar en un rey tan ridículo.
-¿Y el pavo real? Elijamos el pavo real-sugirió con entusiasmo la golondrina.
-No- se opuso el papagayo. Tampoco el pavo real puede ofrecernos garantías de protección y de dignidad. Es hermosísimo, no hay duda; pero en cuanto a inteligencia, se dejaría dar el timo por un gusano ciego.
-El búho es sabio- declaró una voz, Y de noche, en vez de dormir medita. Si fuese rey velaría por sus súbditos. Y sus súbditos dormirían tranquilos.
-¡Un rey con facha de espantapájaros sería demasiado! Cacareo el papagayo.
Ninguno te gusta, a lo que parece- concluyeron los pájaros a coro.
Una apacible paloma hizo la propuesta más razonable.
-Sé tú, pues, el rey. Tienes una labia diabólica y, si fuera necesario, sabrías defender a tus súbditos, ya que la lengua es el arma más formidable.
-Bravo. Tú eres la única que sabe cazar al vuelo-vociferó el papagayo.
Y fue a encargarse el cetro.
Nadie encontró palabras para protestar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario