martes, 2 de abril de 2019

Castigo de un jugador que blasfemó contra la Virgen

Herman Hesse

En el Librum Miraculorum de Claraevallis leemos algo espantoso sobre dos
jugadores. Como uno de ellos había perdido el juego y sintió envidia del otro, que
había tenido suerte, comenzó a blasfemar contra Dios Nuestro Señor para mostrar su
ira. Mas su camarada, poseído por el mismo espíritu del mal, exclamó:
—¡Calla! ¡Tú ni siquiera sabes blasfemar bien! —tras lo cual comenzó a injuriar
y a calumniar a Dios aún más terriblemente. Pero cuando prosiguió insultando y
denostando a la Madre de Dios, sintióse una voz desde arriba:
—Que yo sea calumniado aún puedo consentirlo, pero que lo sea mi madre no lo
puedo tolerar.
Pronto un invisible rayo horadó al hombre allí mismo, dejándole una herida
visible; entre espumarajos el jugador entregó su alma a Dios.

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