sábado, 23 de marzo de 2019

La piedra que cura el mal de corazón (Ancash)

En las alturas del pueblo de Huacllán, en el lugar
denominado Hualla, habitaba la tribu de los indios huallas,
que eran muy laboriosos. El curaca de la tribu tenía
una hija muy hermosa llamada Ninfa,14 quien contrajo
matrimonio con un hombre de mala fisonomía, al que, a
pesar de ese defecto, quería con amor puro y santo. Este
matrimonio no fue del agrado de su padre, el curaca,
quien, secretamente, hizo envenenar a su hijo político.
Ninfa, por disipar sus penas, se dirigió a la costa, pero
apenas había recorrido tres kilómetros, a la altura de
Cuta-Cocha, en las inmediaciones de la parte superior de
Huacllán, le dio el mal de corazón, porque sentía mucho
la muerte inesperada de su esposo. No pudo continuar el
viaje, se quedó en ese sitio, donde hizo construir su casa.
Uno de los incas, al hacer su recorrido por esos lugares,
llegó a la casa de Ninfa y ella, con el corazón adolorido,
le contó lo que padecía y la causa de su mal. El inca,
que era muy generoso, al ver su rostro angelical, le ofreció
mandar traer una piedra de la ciudad de Quito para
que tomara un pedacito de ella en infusión y sanase del
shonco-nané («mal o dolor de corazón»). En efecto, así
lo hizo. La piedra fue colocada junto a la casa de Ninfa,
quien cada vez que le dolía el corazón tomaba en infusión
un pedacito de ella, así como repartía entre las personas
que sufrían de ese mal.
Dicha piedra aún existe en ese lugar. Pero año tras año
se va achicando, porque las gentes que conocen la virtud
que encierra se llevan siempre un pedacito de ella.

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