Estos indios tienen conocimiento de un dios que gobierna a todo el
mundo y a quien llaman Noncomala; él creó el cielo y la Tierra. Estundo
[la Tierra todavía] en tinieblas sus habitantes [vivían] melancólicos,
salió Noncomala a pasear a la orilla del río Guaimí. Allá vio una
hermosa mujer nombrada Rutve. Se aficionó de ella, la tuvo y la dejó
preñada de dos criaturas. Después de nueve meses parió un varón y una
hembra muy bellos. La madre los crió por espacio de doce años, al fin
tic los cuales, estando ella ausente en un convite [dejando a sus hijos
solos en la casa] los raptó su padre quien los trasladó al cielo; al varón
le dio la claridad del Sol, y a la niña la de la Luna. Desde entonces el
uno alumbró de día y la otra de noche.
Aunque Noncomala es el dios universal, se vale de otros en quienes
leparte el gobierno de las provincias. A quien le cupo el de Guaimí, es
un cerro llamado Nubu que los indios veneran como a su dios. Le tienen
Iiiii gran respeto y temor, que yendo a hacerle sus rogativas y plegarias,
no se atreven a llegar cerca de él. Solamente los viejos de sesenta años
y los caciques le adoran y le reverencian un cuarto de legua distantes de
i'l. y los demás a media legua. Esto se debía a los embustes del demonio
que, con el furor de los vientos que braman y se levantan en el cerro, no
U's dan lugar a que la curiosidad los acerque un paso más.
lin su lengua llaman al demonio Tucla, a quien conocen por malo
y como tal le temen. A quien se le aparece la primera vez lo deja casi
muerto del miedo. Con este desmayo queda hecho el pacto y la persona
es tenida por brujo, que de allí en adelante busca al demonio por
los montes y soledades más retiradas, en donde le habla. Quien trata
con él le temen y aborrecen los demás, por el mal que saben les puede
hacer.
Acerca del diluvio afirman que Noncomala, dios universal, enojado
con su provincia de Guaimí, la inundó y anegó [todo lo que en ella
vivía]. Pero su dios Nubu guardó la simiente de un hombre que éste
expelió entre sueños.
[Cuando había pasado el diluvio] y Noncomala ya estaba desenojado,
la sembró, [y de la semilla buena] nacieron hombres mujeres, y de
la corrompida, los monos.
[En las tierras del Darién] los de la costa de Tolú... decían que su
origen había sido de un hombre llamado Mechion y de una mujer llamada
Maneca, y que ésta tenía sólo una teta, donde se recogía la leche de
ambas y la daba con más fuerza y abundancia a sus hijos, razón bastante
por donde salían tan valientes. También tienen por tradición o por saberlo
por noticias o por haber descubierto huesos (...), que hubo gigantes
en toda aquella provincia, gente que tenía tres cuerpos de los hombres
ordinarios, y con el mismo exceso eran sus fuerzas y comidas (...).
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