¡Aaah! Sí. No había nacido tu mamá todavía, estaba
chiquita tu tía Elvira, que fue la primera que nació, yo
siempre la ponía en una “maquita” hecha de saco y la
mecía hasta que se dormía, entonces aprovechaba para ir
a atizar el fuego y poner a cocer frijoles, pero cuando la
hamaca se detenía la pirrimplina se despertaba y comenzaba
a llorar, entonces llegaba a mecerla. Allá al rato oigo
que está en carcajadas la chavala, voy a verla y estaba en
grandes mecidones, unas mecidas que yo miraba que ya
se iba a caer la Elvira. ¡Hey, carajo! grito yo, detengo la
hamaca y les digo a los espíritus: me van a botar a la chavala,
no estén jodiendo. Sólo di la media vuelta y la hamaca
comienza a merecerse de nuevo, bueno, y comienzo
a regañarlos y a putiarlos. Es que sólo diciéndoles malas
palabras ellos se van, pero esa vez sólo se calmaron por un
rato. Escucho en la sala ¡plof! ¡plof! voy a ver y estaban
unos jícaros regados en el piso, como en el patio había
un palo de jícaro cargado, los jodidos los habían ido a
tirar a la sala. ¡A la p...! digo, y me pongo a recoger los
jícaros, los saco y los voy a votar al fondo del patio, cuando
regreso otra vez ¡plof! ¡plof! más jícaros que fueron a
volar dentro de la casa, sólo logré ver algunos que daban
vueltas en el aire antes de caer en medio de la sala. Ya la
cagaron ustedes, vayan a joder por otro lado, les dije.
Mi mama se había ido a León donde un doctor amigo
de ella, el doctor Paneagua, era doctor en medicina pero
también era espiritista, pero mi mama fue porque tenía
unas dolencias, ¡pero ideay! ¡ya se estaba dando cuenta de
lo que estaba pasando en la casa! y es que los espíritus se
fueron a quejar con el doctor, éste decía a mi mama:
—Usted tiene espíritu en su casa, ellos me dicen que
una hija suya los maltrata, que les dice barbaridades.
—Si a ella la molestan ella se arrecha, pues —le dijo mi
mama al doctor y éste le dice:
—Pobrecitos, dígale que no los maltrate, si ellos están
allí es por su otra hija; la Bertilda, que tiene tendencia
al espiritismo pero no se ha dado cuenta de eso, es una
médium.
— ¿Y qué es eso? —preguntó mi mama.
—Pues alguien que se puede comunicar con los espíritus
—le dijo el doctor.
Cuando mi mama llega a la casa todo eso nos cuenta,
entonces mi papá envió a la Bertilda a pasar un tiempo
con unos familiares a León, pero los espíritus no se fueron,
siempre molestaban haciendo ruidos.
Y es que todo comenzó desde que quitaron una pared
que dividía el patio, ahí comenzaron con la fregadera, se
fueron cuando se llamó al padre de la parroquia y bendijo
cada rincón de la casa por dentro y por fuera, hasta que
tronaban todas las tablas de la vieja casa cuando el cura
echaba el agua bendita diciendo a los espíritus que se fueran,
sólo así salieron y ya nunca regresaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario