¡Qué grandioso es el juego de la Madre del Mundo!
Ella llama a sus niños desde campos muy lejanos: “¡Apúrense, niños! Deseo enseñarles. Tengo ojos agudos y oídos alertas listos para ustedes.
“¡Siéntense sobre Mi vestido! ¡Aprendamos a remontarnos!”
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