viernes, 29 de marzo de 2019

BREVE HISTORIA DE LAS LEYENDAS MEDIEVALES :SIGFRIDO Y CRIMILDA. EL CANTAR DE LOS NIBELUNGOS

El Cantar de los nibelungos, o Nibelungenlied en alemán, es un poema épico de
origen germano dividido en 39 cantos. Está considerado uno de los grandes clásicos
anónimos de la literatura medieval junto al poema del Cantar del Mío Cid en España
y la Chanson de Roland en Francia, ambos con una presencia significativa en este
libro.
El filólogo y profesor suizo Johan Jakob Bodmer publicó en 1757 un fragmento
del Cantar de los nibelungos después de su hallazgo entre los manuscritos antiguos
de la biblioteca del conde de Hohenems, en Suiza. Desde entonces han aparecido tres
docenas de manuscritos relacionados con la obra, fechados entre los siglos XIII y XVI.
Esta proliferación de versiones hace suponer que el poema tuvo una gran aceptación
y difusión a finales de la Edad Media. El poema original no se ha conservado y las
copias difieren entre ellas en más de un detalle, por ello los estudiosos han discutido
para determinar qué manuscritos estaban más cerca de la versión original. El
resultado del debate fue que las copias más fieles eran las denominadas A, hallada en
Hohenems y conservada en la Biblioteca Nacional de Múnich; B, conservada en el
monasterio suizo de Saint Gall; y C, que está en el pueblo alemán de
Donaueschingen.
El Cantar de los nibelungos es un poema anónimo, pero los especialistas en
literatura no han renunciado a conocer su autoría. En las conjeturas para averiguar la
identidad del autor juega un papel principal un poema de unos 4.000 versos titulado
Die Klage o El planto, que aparece en casi todos los manuscritos como un
complemento al Cantar de los nibelungos. En el poema Die Klage se afirma que el
obispo de Passau, mecenas de la obra, encargó una versión latina al maestro Konrad,
un escribiente que trabajaba a su servicio. Es muy probable que el maestro Konrad
también fuera el autor del Cantar de los nibelungos y que conociera bien las tierras
del Danubio, por las detalladas descripciones que hace de la zona, siendo con toda
seguridad allí donde redactó la obra.
Los dos protagonistas principales del cantar son Sigfrido y Crimilda. La princesa
Crimilda era hija del difunto rey burgundio Dankrat y de la reina Ute. Crimilda vivía
en la ciudad de Worms, en el país de los burgundios, cerca del río Rhin, con su madre
y hermanos Gunther, Gernot y Geiselher, todos ellos poderosos caballeros. La
muchacha destacaba por su belleza física y espiritual. Un día soñó que amaestraba un
halcón, pero dos águilas lo mataban delante de sus ojos; Crimilda le contó el sueño a
su madre Ute que le advirtió que el halcón sería su esposo, un hombre de noble linaje,
que pronto moriría.
Sigfrido era hijo del rey Sigmund y de la reina Sigelinda, que vivían en la ciudad
de Xanten, en las regiones bajas del Rhin. Era un audaz caballero que había matado a
los príncipes Schilbung y Nibelung del legendario pueblo de los nibelungos tras
discutir por el reparto de un tesoro. Después de aquello, Sigfrido se convirtió en un
famoso héroe poseedor de la espada Balmung, que había pertenecido al rey
nibelungo, y de un manto mágico capaz de hacer invisible a quien se lo ponía.
El protagonista del cantar había decidido partir hacia Worms para pedir la mano
de Crimilda, seducido por su incomparable belleza. Después de un año junto a
Gunther, nuevo rey de los burgundios tras la muerte de su padre, conoció a la
doncella y se casó con ella ofreciendo el tesoro de los nibelungos como regalo de
bodas. Por otra parte, Gunther había decidido tomar por esposa a Brunilda, reina de
Islandia, que se caracterizaba por su belleza y su fuerza física. Brunilda pedía superar
tres pruebas a los que querían su amor, si los pretendientes fallaban en una sola
perdían la vida. Sigfrido ayudó a Gunther y con el manto mágico superó las pruebas
sin que Brunilda se diera cuenta de nada.
Pronto surgió un odio feroz entre Crimilda y Brunilda, que se disputaban el
protagonismo en la corte de los burgundios. En una indiscreción, Crimilda confesó
cómo su esposo Sigfrido había ayudado a Gunther a conseguir el amor de Brunilda.
Esta última decidió vengarse de lo sucedido a través de Hagen, un caballero de la
corte de Gunther que sabía cuál era el punto débil de Sigfrido y deseaba el tesoro de
los nibelungos. Crimilda le había confesado en secreto a Hagen que Sigfrido
consiguió su fuerza sobrenatural bañándose con la sangre de un dragón, y que,
mientras el héroe se bañaba, una hoja de tilo le había caído sobre su espalda,
convirtiéndose este en su único punto débil. Gunther y Hagen organizaron
pérfidamente una gran cacería que acabó con la vida de Sigfrido y se apoderaron del
tesoro de los nibelungos hundiéndolo en lo más profundo del río Rhin.
Los años pasaron y Atila, rey de los hunos, después de enviudar, quería tomar una
nueva esposa. A sus oídos había llegado que en el país de los burgundios vivía una
orgullosa viuda de nombre Crimilda y envió mensajeros para pedir su mano. Crimilda
accedió a la boda, y a los siete años de la unión la nueva reina dio a luz un hijo de
nombre Ortlieb. Cuando estuvo segura que tenía la estima de todo su pueblo empezó
a planificar la venganza de la muerte de Sigfrido. El rey Atila, aconsejado por
Crimilda, invitó a su corte al rey Gunther, que aceptó pese a las advertencias de
Hagen.
Los burgundios emprendieron un largo viaje hasta la corte del rey Atila. El odio
que Crimilda sentía contra Hagen no se había consumido y la reina pidió a sus
vasallos hunos que vengaran los agravios que había sufrido en los tiempos pasados.
Después de sangrientas batallas Gunther y Hagen fueron capturados y llevados ante
Crimilda, que los hizo encarcelar por separado. Crimilda exigía a Hagen que le
revelara el paradero del tesoro de los nibelungos, pero este se negó y ello le costó la
vida a él y al rey Gunther. El caballero Hildebrand, al ver como la reina Crimilda
cortaba la cabeza de los dos héroes burgundios, lleno de cólera se precipitó contra
ella y la mató de un golpe de espada. La venganza de Crimilda había terminado en
luto, era el fin de la tragedia de los nibelungos.

Sala de los nibelungos en el palacio de Munich, decorada con un fresco obra de Julius Schnorr von Carolsfeld, de
1825. En él se representa cómo el caballero Hagen mata a Sigfrido de una lanzada. La temática épica germánica,
como la que recoge el Cantar de los nibelungos, despertó el interés de la corte bávara de Luis II (1845-1876),
muy influenciado por su protegido el compositor musical Richard Wagner.
La mayoría de los personajes del Cantar de los nibelungos pertenece a la esfera
legendaria. Sin embargo, la Lex Burgundiorum del año 601 menciona que el rey
burgundio Gundaharius (un nombre sospechosamente similar al Gunther del Cantar)
reinó en la zona de Worms y en el año 436 fue vencido por los hunos. Por supuesto,
el famosísimo jefe huno Atila es un personaje histórico. Sin embargo, hay que tomar
con cautela esta relación de personajes verídicos con los legendarios en la obra. El
Romanticismo creyó descubrir siglos después, en el siglo XIX, una base histórica en la
leyenda, pero en la epopeya del Cantar de los nibelungos los visos de realidad son
secundarios, porque lo importante no son los acontecimientos, sino los personajes: su
actitud noble, la belleza, el dominio de sus instintos, la fidelidad y la generosidad. El
autor reúne personajes históricos que no se conocieron en la vida real y los mezcla
con argumentos fabulosos y legendarios.
En resumen, podemos afirmar que estamos ante un poema épico que mezcla
elementos germánicos con elementos de la literatura caballeresca. Durante los siglos
XVII y XVIII el Cantar de los nibelungos permaneció en el más completo de los
olvidos, y no es sino a partir del Romanticismo cuando se extiende el entusiasmo por
el cantar con versiones teatrales, óperas, traducciones y obras en las diferentes artes
plásticas. Entre sus grandes estudiosos encontramos algunos de los principales
intelectuales del siglo XIX como el dramaturgo y científico Johann Wolfgang von
Goethe; el compositor alemán Richard Wagner, que compuso el ciclo de cuatro
óperas conocido como Der Ring des Nibelungen o el Anillo del Nibelungo, estrenado
en 1876; el filólogo y escritor Wilhelm Grimm, que publicó en 1829 las Leyendas
heroicas alemanas; o el dramaturgo y poeta Friedrich Hebbel, que creó en 1862 la
trilogía Die Nibelungen.
Brunilda junto a su caballo Grane, interpretados por la soprano austríaca Amalia Materna y el semental negro
Cocotte. En agosto de 1876 se estrenó el ciclo operístico el Anillo del Nibelungo, obra del compositor alemán
Richard Wagner, en un teatro construido ex profeso para la ocasión: el Bayreuther Festspielhaus, en la ciudad
alemana de Bayreuth. Wagner trabajó más de 20 años en la obra y su primera representación se convirtió en un
gran evento social: asistieron a su estreno miembros de la realeza, directores de ópera de todos los teatros de
Alemania y más de sesenta críticos procedentes de rotativos tan prestigiosos como The New York Times o The
Daily Telegraph.

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