Un discípulo se acercó a Aquel de Gran Iluminación buscando un milagro, “Luego del milagro, tendré fe.”
El Maestro sonrió tristemente y le reveló al discípulo un gran milagro.
“Ahora,” exclamó el discípulo, “Estoy listo para pasar por los escalones de la Enseñanza bajo tu guía.”
Mas el Maestro, señalando la puerta, dijo: “¡Ándate! Ya no te necesito.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario