Con estas historias de los viajes a Vinlandia, en Norteamérica, finaliza esta sección de «leyendas nórdicas». Están enraizadas con más firmeza en tiempos históricos posteriores que las fornaldar-sagas (sagas de los tiempos antiguos) que hemos estado conociendo. Aun así, todavía muestran muchos rasgos míticos, e incluso las que parecen más históricas nos presentan a personajes inmortales, que recuerdan en las tradiniones británicas a Arturo en sus formas más históricas, Robín Hood, o los aspectos más legendarios de las hazañas de Robert the Bruce.
Lo narrado en este capítulo se encuentra en dos sagas islandesas del siglo xiii: La Saga de Eric el Rojo y la Saga de los groenlandeses. La narración que hacemos aquí de estos viajes a occidente y del descubrimiento de América se ha hecho combinando información contenida en ambas. Eso funciona muy bien porque, a menudo, una de las fuentes aporta detalles a algo que solo aparece esbozado en la otra, si es que no forma parte de sus tradiciones en absoluto.
En ciertos puntos, no obstante, ofrecen versiones muy diferentes de las mismas tradiciones. Por ejemplo: la Saga de Eric el Rojo nos dice que fue el hijo de Eric, Thorstein, el que compró un barco al padre de Gudric, con el que navegó hacia el oeste; mientras que la Saga de los groenlandeses dicen que el hijo de Eric, Leif, compró el barco a Bjarni Herjolfsson. En tales casos, hay que tomar una decisión; por lo normal, se sigue el relato más detallado para así conseguir la mejor «historia». La Saga de Eric el Rojo contiene abundante información sobre el asentamiento en Groenlandia, pero se emplea en este libro sobre todo por la información que proporciona sobre la mujer exploradora Gudrid Thorbjornsdottir (que juega un papel significativo en el asentamiento de Vinlandia) y por la información adicional que ofrece en lo tocante a los viajes a Vinlandia.
Las tierras «descubiertas» en estos relatos medievales fueron, durante mucho tiempo, consideradas como algo legendario, producto de la imaginación de los nórdicos medievales. Sin embargo, estudios más recientes de los textos medievales, comparándolos con la geografía de América del Norte y, por último, la evidencia arqueológica del asentamiento en L’Anse aux Meadows en el extremo norte de Terranova, en Canadá, nos han llevado a que ahora estemos seguros de que estos relatos se basan en sucesos reales, aunque se entrelacen con cierto material legendario. El asentamiento de L’Anse aux Meadows puede corresponderse con el campamento conocido como Straumsfjord (en nórdico antiguo: Straumfjörð) que se menciona en la Saga de Eric el Rojo.
El resultado de todo esto es que las tierras mencionadas en esas sagas del siglo xiii se identifican ahora de la siguiente manera:
Helluland se llama así a partir de la palabra nórdica para laja y, a día de hoy, muchos expertos creen que hace referencia a la isla Baffin en el territorio canadiense de Nunavut.
Markland recibe su nombre de la palabra nórdica para bosque y es probable que se refiera a la costa del Labrador.
Vinlandia se llama así por la palabra nórdica para uvas (o vino) y es probable que designe al área que va desde Terranova al Golfo del San Lorenzo y, quizás, tan lejos al sur como New Brunswich nororiental, ya que allí crecen viñas silvestres.
* * *
El asentamiento en Groenlandia
Bjarni Herjolfsson y su padre, Herjolf, navegaron con Eric el Rojo hasta Groenlandia y se establecieron allí. Lo hicieron en compañía de un habitante de las Hébridas, cristiano, que era poeta.
En Groenlandia, Herjolf y su familia se establecieron en Herjolfsnes, en tanto que Eric el Rojo lo hacía en Brattahlid. Los hijos de Eric eran Leif, Thorvald, Thorstein y una hija (ilegítima) a la que llamaron Freydis y que resultó ser una mujer dominante. Estaba casada con Thorlvad, que era rico, pero del que poco más se podía decir.
Un personaje famoso en la historia del poblamiento de Groenlandia y Vinlandia fue una mujer llamada Gudrid. Viajó a Groenlandia desde Islandia junto a su padre en un grupo de treinta colonos. Pasaron momentos difíciles, ya que la mitad de ellos enfermaron y murieron, pero los supervivientes fueron al final rescatados.
Fue entonces cuando una mujer que podía predecir el futuro le leyó a Gudrid la buenaventura. Todo ocurrió de forma extraña, ya que esa mujer —una vidente llamada Thorbjorg— visitó la granja en la que Gudrid vivía y le preguntó si conocía las canciones necesarias para poder predecir el futuro. Gudrid contestó que se las habían enseñado de niña, pero que ahora no podía participar porque era cristiana. La otra le instó a hacerlo para ayudar a la gente de la granja y se unió al cántico tradicional. Después, Thorbjorg se lo agradeció, afirmando que, gracias a los cantos de Gudrid, los espíritus le habían revelado que pronto acabarían los tiempos de penuria en Groenlandia; los problemas de salud de Gudrid pronto pasarían; y que Gudrharía haría un buen matrimonio en Groenlandia, viajaría a Islandia para echar raíces allí y sería una mujer de la que descendería una familia ilustre.
Tiempo después, Gudrid viajó al salón del famoso aventurero Eric el Rojo. Fue entonces cuando el hijo de Eric, Leif, recibió la orden del rey Olaf de Noruega de convertir a los colonos de Groenlandia al cristianismo. Eso se debía a que los colonos seguían siendo paganos. Tanto Leif como Gudrid desempeñaron su papel en el asentamiento en Vinlandia, como veremos en seguida.
El hallazgo de tierras al oeste de Groenlandia...
el descubrimiento de Vinlandia
Los relatos antiguos dan dos versiones de cómo se descubrió la tierra de Vinlandia. Uno cuenta cómo Bjarni Herjolfsson se desvió de su curso durante un viaje por mar a Groenlandia y avistó una tierra extraña lejos, al oeste. Era una tierra de colinas bajas y arboladas; estaba donde no se sabía que hubiese tierra alguna. Avistó esa tierra, pero no ancló frente a ella ni desembarcó. Mantuvo tierra por el costado de babor (a la izquierda) y luego se alejó de ella para navegar dos días antes de avistar de nuevo tierra. Comprendió que no era Groenlandia, ya que no tenía glaciares; esa tierra era plana y arbolada.
La tripulación quería desembarcar para conseguir madera y agua, Pero Bjarni Herjolfsson no les hizo caso. En cambio, se alejaron de allí y navegaron durante tres días, hasta llegar a una tercera tierra. Esta tenía altas montañas y glaciares. Una vez más, no desembarcaron y, en vez de eso, la circunnavegaron hasta constatar que era una isla. Luego se alejaron y navegaron otros cuatro días. Al cabo de ese tiempo, llegaron a una cuarta tierra. Esa era Groenlandia y arribaron al punto en el que se había establecido el padre de Bjarni Herjolfsson.
El otro cuento narra cómo Leif Ericsson se vio también desviado de su rumbo durante una travesía marítima y llegó a una tierra desconocida y lejana, al oeste de Groenlandia. Descubrió que era una tierra de trigo y vides silvestres, en la que crecían arces. Algunos dicen que se perdió mientras viajaba hacia Groenlandia desde Noruega. Otros, que Leif navegó directamente al oeste a partir de Groenlandia.
Casi todos concuerdan en decir que todo ocurrió de la siguiente forma. Leif había comprado un barco a Bjarni Herjolfsson y le pidió a Eric, su padre, que le acompañase de exploración, navegando desde Groenlandia hacia el oeste. Pero Eric decidió que ya estaba demasiado viejo para tales aventuras. Luego cambió de parecer, enterró todo su oro y cabalgó hasta donde Leif tenía amarrado el barco. De camino, Eric se cayó del caballo, rompiéndose varias costillas y lastimándose el hombro, por lo que decidió que lo mejor era volverse a su granja; en consecuencia, Leif tuvo que navegar sin él.
Leif descubrió la tierra que Bjarni Herjolfsson había avistado con anterioridad. Pasó por nuevas tierras a las que bautizó como Helluland (Tierra de Lajas), Markland (Tierra Boscosa) y por último Vinlandia (Tierra de Parras o Tierra de Vino).
Varó su nave para explorar la primera tierra que alcanzaron. Helluland no tenía hierba y los glaciares cubrían las alturas. Entre estos y el mar, la tierra era una planicie rocosa. Decidieron que una tierra tan baldía no les servía para nada.
En consecuencia, siguieron navegando hasta arribar a una segunda tierra. Una vez más, desembarcaron. Markland tenía playas de arenas blancas y era plana y boscosa. Por eso la llamaron así, Markland (Tierra Forestal), por ser muy distinta de las costas estériles a las que habían llegado cuando navegaron más allá de Helluland.
Navegaron durante dos días más. Y luego llegaron a la tierra más fértil de todas. Al norte de la misma había una isla, que fue donde desembarcaron. Había rocío en la hierba y esta resultaba dulce al paladar. Al volver al barco, navegaron hasta el estrecho que había entre la isla y el continente. Tras bogar a lo largo de la costa, su buque embarrancó en aguas someras. El mar parecía hallarse lejos.
Tenían la pretensión de explorar esta nueva tierra y, por tanto, dejaron su barco varado cerca del lugar en el que un río desembocaba en el mar, procedente de un lago. Por último, la marea desembarrancó su nave y ellos volvieron a ella y remontaron el río hasta el lago. Allí echaron finalmente el ancla.
Bajaron a tierra y construyeron refugios. Decidieron pasar el invierno en aquel lugar y levantaron viviendas adecuadas. Había muchos salmones en el lago y el río, y eran peces mayores de los que hubieran visto jamás. Llegaron a la conclusión de que no necesitarían acumular forraje para el ganado en invierno, ya que el clima se mantuvo templado y la hierba apenas se agostó. En comparación con Groenlandia e Islandia, los días y las noches duraban lo mismo, e incluso en pleno invierno el sol era visible con claridad a media mañana. Incluso aún se podía ver a mitad de la tarde.
Construyeron nuevos refugios en ese lugar y se dedicaron a explorar el territorio colindante. Para estar seguros, se dividieron en dos grupos: uno permanecía siempre en el campamento y los que salían a explorar se mantenían juntos en todo momento. Durante una de esas exploraciones, el padre adoptivo de Leif se separó de los demás y, cuando lograron encontrarles, le dijo lleno de excitación que había encontrado vino y vides crecidas. A partir de ese descubrimiento comenzaron a llamar a esa tierra Vinlandia. Como resultado de eso, los colonos cosecharon las uvas y cortaron madera para llevársela a los barcos.
Más tarde, exploradores posteriores llegaron a ese lugar y lo llamaron Campamento de Leif. Desde esa base, los viajeros que les siguieron exploraron más allá.
Durante la primavera siguiente, en su viaje de vuelta a Groenlandia, Leif rescató al noruego Thorir y a su tripulación, que habían naufragado y sobrevivían en un arrecife: una isla baja rocosa. Había quince hombres atrapados allí cuando él llegó. Tras aquello, la gente le apodó Leif el Afortunado. Thorir pasó luego el invierno (junto con su esposa Gudrid) en la granja de Leif. Ese mismo invierno, Thorir enfermó y murió, lo mismo que el padre de Leif, Eric el Rojo. Gudrid sería posteriormente una de las primeras pobladoras de Vinlandia.
Otro relato sobre la exploración de Vinlandia…
el viaje de Thorvald
El hermano de Leif el Afortunado se llamaba Thorvald. También navegó hasta Vinlandia. Llegó al Campamento de Leif y se estableció para pasar el invierno y pescar.
Desde allí, al llegar la primavera, exploró hacia el oeste. Él y sus compañeros quedaron impresionados ante la tierra pletórica de bosques (en Groenlandia había gran escasez de madera) y las playas de arena blanca.
El segundo verano, exploraron la tierra que había al este. Tras algún tiempo de vagabundear, el barco fue empujado a tierra por una tormenta y quedó muy dañado. Eso ocurrió en un punto que Thorvald llamó Kjalrnes (Punta Quilla).
Mientras estaban allí, se encontraron con nueve nativos (a los que los nórdicos llamaron skraelings, que significa «bárbaros» o «aulladores») escondidos bajo tres botes hechos con cueros de animales. Thorvald y sus hombres mataron a todos menos a uno, que consiguió escapar. Dio la voz de alarma y acudieron muchos más, a atacar a los nórdicos con arcos y flechas.
Thorvald y sus hombres se habían rendido al sueño y despertaron cuando una voz les advirtió del peligro. Fue entonces cuando vieron una enorme cantidad de botes cubiertos de cueros que se dirigían hacia ellos. Alertados por la voz misteriosa, defendieron su barco del ataque. Pasado un tiempo, los atacantes se retiraron. Pero una de sus flechas había herido de muerte a Thorvald y fue enterrado en un lugar al que sus compañeros llamaron Krossanes (Lugar de la Cruz). Le pusieron ese nombre por las cruces que Thorvald había ordenado que se colocasen a la cabeza y a los pies de su tumba. Thorvald era cristiano, pero su padre, Eric el Rojo, había muerto antes de que se produjese la conversión de Groenlandia.
La primavera siguiente, los colonos supervivientes navegaron de regreso a Groenlandia y llevaron la noticia de la muerte de Thorvald a su hermano Leif.
Otro relato de la exploración de Vinlandia…
el viaje de Thorstein y Gudrid
Thorstein (hijo de Eric el Rojo) se casó con Gudrid, que fue una de los primeros pobladores de Groenlandia junto con su primer marido, el noruego Thorir. Era el Thorir al que Leif el Afortunado rescató en el arrecife.
Thorstein y Gudrid se instalaron en Groenlandia, en Tysufjord, en el área conocida como Asentamiento Occidental. Se habían visto empujados hasta allí por el mal tiempo cuando intentaron un viaje a Vinlandia para recuperar el cuerpo de Thorvald. Se quedaron en una granja local a pasar el invierno. Thorstein y Gudrid eran cristianos, pero las gentes entre las que estaban todavía creían en los viejos dioses como Odín y Thor.
Fue allí donde Thorstein cayó enfermo y murió. Después, se levantó durante un tiempo de entre los muertos y le reveló a Gudrid su fortuna. Ocurrió como sigue.
La enfermedad abatió a muchos de los que estaban en la granja en la que Thorstein y Gudrid se habían quedado a invernar. Antes de que muriesen, se veía a los espíritus de los muertos parados en el exterior, en el patio que había entre la casa y un edificio auxiliar. De esa forma, aquellos que habrían de morir pronto eran vistos ya por los demás como tales. Cuando Thorstein murió cerca del anochecer, Gudrid se fue a dormir mientras el granjero velaba el cadáver. Pero, durante la noche, el granjero llamó a Gudrid para decirle que su marido muerto se había levantado y quería hablar con ella. Dado que Gudrid era cristiana, puso su confianza en Dios y acudió a donde estaba su esposo. Este habló en privado con ella y le pidió que él, así como el resto de muertos en la granja, fuesen enterrados en tierra consagrada, en una iglesia. En esa época, la práctica en Groenlandia era enterrar a los muertos en tierra no consagrada y clavarles una estaca en el pecho. Por eso, a menudo, mucho después, se sacaba la estaca, se echaba agua bendita en el agujero, y se recitaban las oraciones fúnebres. Pero Thorstein pidió que enterrasen de inmediato en tierra sagrada a todos los muertos. A todos excepto a Gardi, el capataz de la granja, que había sido el primero en morir. Porque Thorstein le dijo que era por su culpa que los muertos acechaban a los vivos; debían quemar su cuerpo en una pira funeraria. Luego, Thorstein le aconsejó que no se casase con un groenlandés y que donase su dinero a la iglesia o a los pobres. Después, , se tendió y descansó en paz.
Esa fue la segunda vez que le dijeron a Gudrid la buenaventura. Más tarde llevaron el cuerpo de Thorstein al cementerio de Brattahlid (aunque algunos dicen que fue a la iglesia de Ericsfjord) y Gudrid llevó allí vida de viuda.
Tiempo después, acabó casándose con Thorfinn Karlsefni cuando este llegó a Groenlandia. Todos hablaban de ir a Vinlandia, por lo que Gudrid y Thorfinn Karlsefni partieron en compañía de Freydis, la hija (ilegítima) de Eric el Rojo, y de su esposo Thorvald. Se les unió el hijo de Eric, que también se llamaba Thorvald. Llevaron ganado con ellos, ya que tenían intención de asentarse en Vinlandia.
Pasaron por Helluland y vieron multitud de zorros. Tras dos días de navegación avistaron la tierra boscosa de Markland y encontraron un oso en una isla costera, por lo que la llamaron Bjarney (Isla del Oso). Tras otros dos días en el mar, pasaron por una zona a la que llamaron Furdurstrandir (Playas Hermosas) debido a sus largas extensiones de arenas. Entonces desembarcaron a dos escoceses que les había enviado Olaf Tryggvason, el rey de Noruega. Eran un hombre llamado Haki y una mujer llamada Hekja. Podían correr más rápido que los ciervos y le encargaron que explorasen el territorio. Al cabo de tres días, regresaron con uvas y trigo silvestre. Entonces, Thorfinn Karlsefni manifestó que esa tierra sería buena para asentarse.
Reembarcaron a los escoceses y navegaron por el Straumsfjord hasta establecerse por último en el Campamento de Leif, donde algunos dicen que había mucha comida gracias a una ballena recién varada, las uvas que creían salvajes y caza de todas clases. Aunque otros dicen que el invierno les cogió por sorpresa y que pasaron hambre al principio. Fue entonces cuando uno de los suyos ——Thorhall el Cazador— desapareció. Era un hombre problemático y sentía poco respeto por el cristianismo, pero había sido un compañero íntimo de Eric el Rojo. Al desaparecido Thorhall tardaron tres días en encontrarlo. Thorfinn Karlsefni le descubrió al borde de un acantilado en estado de perturbación mental. Poco después, encontraron una ballena varada de un tipo como nunca antes habían visto y comieron su carne, aunque eso les hizo enfermar. Fue entonces cuando Thorhall el Cazador les reveló que el descubrimiento de la ballena había sido su recompensa por recitar un poema a Thor, que era su custodio, y que «el Viejo Barbarroja (Odín) les había sido más útil que Cristo». Cuando los demás oyeron tal cosa, arrojaron la carne de ballena desde lo alto del acantilado e imploraron la misericordia de Dios. Entonces mejoró el clima, por lo que pudieron ir a pescar y consiguieron mucha comida. Al avanzar a lo largo del fiordo, encontraron muchas piezas para cazar, huevos para recolectar y pescado que atrapar.
En lo que a Thorhall el Cazador respecta, continuó recitando poemas en honor a Odín, al que llamaba «el dios del casco». Al final, partió por su cuenta en su barco, pero fue desviado de su curso por una tormenta y embarrancó en Irlanda, donde tanto él como los que le acompañaban fueron maltratados y reducidos a la esclavitud.
Volviendo a Vinlandia, uno de los barcos restantes fue al norte, costeando Kjarlarnes, donde descubrió la quilla de un barco que había sido abandonado allí. Ese buque fue empujado fuera de su rumbo y terminó muy al sur en un lugar que llamaron Hop (Pozo de Marea). Así lo denominaron porque un río fluye desde un lago hasta el mar. Pero las barras arenosas en la boca del río implicaban que solo se podía navegar cuando subía la marea. Ese barco estaba al mando de Thorfinn Karlsefni. En Hop descubrieron campos de trigo silvestre, viñas creciendo en las colinas y ríos repletos de peces. Al cavar trincheras a lo largo de las marcas de pleamar, atraparon platijas cuando la marea bajaba. En invierno no había nieve y su ganado podía pastar en el exterior.
En Hop, Thorfinn Karlsefni y Gudrid se encontraron por primera vez con skraelings. Esas gentes eran de baja estatura, aspecto amenazador y pelo salvaje y enmarañado; tenían grandes ojos y pómulos anchos. Los nórdicos comerciaron con ellos. Les dieron leche y productos lácteos, así como telas rojas, y los skraelings les entregaron cueros a cambio. Los skraelings también pretendían conseguir armas, pero Thorfinn Karlsefni no permitió a sus hombres comerciar con eso. Los skraelings tenía miedo del toro que Thorfinn Karlsefni y Gudrid habían llevado consigo, así que decidiron que, de ser necesario, podrían usar al animal para atemorizarles.
Durante su estancia allí, Gudrid dio a luz a un hijo y le llamó Snorri. Fue el primer nórdico en nacer en Vinlandia. Poco después, Gudrid vio un fantasma. Era una mujer de ojos enormes. Aquella extraña mujer le dijo que también se llamaban Gudrid, pero, antes de que pudieran hablar más, les interrumpió un gran alboroto, porque uno de los skraelings había intentado robar un arma y le mataron.
Al final, los skraelings atacaron el asentamiento. Muchos murieron, y uno de ellos fue abatido por otro de sus compañeros, que se había apoderado de un hacha de hierro —que encontró clavada en la cabeza de un skraeling muerto— y que la usó contra él para ver qué efecto hacía. Al ver eso, el jefe de los skraelings cogió el hacha y la arrojó al mar. Otro relato dice que los skraelings la probaron en madera, pero que, cuando trataron de hacer lo mismo en piedra, la hoja se quebró.
Durante la lucha, hubo un momento en el que los nórdicos tuvieron que retroceder ante el ataque de los skraelings, pero Freydis, la hija de Eric el Rojo, salvó la situación. Aunque estaba embarazada, atemorizó a los atacantes al descubrir el pecho y golpeárselo con el plano de una espada.
Tras eso, Thorfinn Karlsefni decidió que no podía permanecer allí, ya que estarían en perpetuo peligro de sufrir un ataque. En consecuencia, embarcaron, navegaron por la costa y mataron a cinco skraelings a los que descubrieron durmiendo en sacos hechos de cueros animales.
Circunnavegaron Kjalrnes hasta un punto en el que un río desembocaba en el mar. Allí, él y su tripulación fueron atacados por una criatura de una sola pierna que mató a Thorvald, el hijo de Eric el Rojo, de un flechazo. Thorvald se sacó la flecha del cuerpo y bromeó con sus compañeros acerca de lo grueso que tenía el estómago, por lo mucho que se había hundido la flecha. Tras eso, murió.
De vuelta a Straumsfjord, los hombres disputaron por las mujeres. Aquellos varones que no tenían esposas, trataron de tomar las de los casados. Para entonces, ya llevaban en Vinlandia tres años, pues esa era la edad del hijo de Thorfinn Karlsefni y Gudrid, Snorri (ese que fue el primer nórdico en nacer en Vinlandia).
Al seguir navegando, llegaron a Markland, donde encontraron a cinco skraelings: un hombre barbudo, dos mujeres y dos niños. Se apoderaron de los niños, les enseñaron el lenguaje nórdico y les bautizaron. Esos fueron los primeros nativos de Vinlandia en convertirse en cristianos. En esos días, perdieron otro de sus barcos.
A la primavera siguiente, Thorfinn Karlsefni y Gudrid decidieron regresar a Groenlandia. Se llevaron con ellos un gran cargamento de madera —ya que en Groenlandia no había más madera que la de los pecios—, bayas silvestres y pieles de animales.
Desde allí, prosiguieron viaje a Islandia y luego a Noruega, para vender los bienes que se habían llevado de Vinlandia. Entre ellos estaba la proa de madera tallada de su propio barco. Esta la compró por un buen monto de oro un comerciante de Bremen, Sajonia, que había viajado a Noruega. Se dijo luego que esa proa estaba hecha de arce de Vinlandia, aunque, al mismo tiempo, Thorfinn Karlsefni ignoraba que clase de madera se había llevado en su viaje de vuelta.
Desde Noruega volvieron a Islandia. Y ahí, en esas tierras, Thorfinn Karlsefni y Gudrid se establecieron al final en Reynines, en Skagafjord, en el norte. Al principio, Gudrid no fue aceptada por su suegra, ya que consideraba que la familia de Gudrid no era digna de su hijo. Al final, sin embargo, cambió de opinión y la aceptó.
Del hijo de Thorfinn Karlsefni y Gudrid, Snorri, descendieron muchos islandeses, incluidos tres que llegaron a ser obispos de la iglesia islandesa. La mayoría de lo que sabemos sobre los viajes a Vinlandia proceden de los informes de Thorfinn Karlsefni.
La propia Gudrid viajó más tarde a Roma como peregrina. Al regresar a Islandia, construyó una iglesia en Glaumbaer y se hizo monja para vivir allí como ermitaña. Fue anacoreta, hasta su muerte.
Otro relato sobre la exploración de Vinlandia...
el viaje de Freydis Ericsdottir con su esposo Thorvard
Tiempo después, Freydis, la hija de Eric el Rojo, regresó a Vinlandia junto con su esposo Thorvard. Viajó en compañía de dos hermanos, Helgi y Finnbogi, llegados de los fiordos orientales de Islandia y dueños de un buque con el que habían navegado hasta Groenlandia. Freydis era la mujer que aterrorizó a los skraelings al golpear su pecho desnudo con el plano de una espada. Pero esta expedición acabó muy mal, porque Freydis era una persona tortuosa e indigna de confianza.
Llegaron al Campamento de Leif, pero allí los miembros de su expedición se pelearon entre ellos. Freydis se negó a permitir que Helgi y Finnbogi usaran las casas comunales del campamento, alegando que Leif —su hermano— le había cedido su uso a ella y no a ellos. Así que ellos acamparon más lejos del mar, junto a un lago.
Durante el verano, los dos grupos de colonos se entretuvieron con competiciones, pero pronto los desacuerdos los dividieron. Eso se mantuvo así a lo largo de todo el invierno.
Incitados por los actos de Freydis, lucharon entre ellos. Freydis mintió a su esposo, diciéndole que había sido maltratada por Finnbogi y animándole a vengarse. Sus hombres y él cayeron sobre los otros pobladores —Helgi, Finnbogi y sus seguidores— mientras dormían. Ataron a los hombres, que fueron asesinados por orden de Freydis, pero nadie del grupo que dirigía estuvo dispuesto a matar a las cinco mujeres que había entre los seguidores de Helgi y Finnbogi. Al final fue la propia Freydis quien mayó a las mujeres que habían viajado con ellos hasta allí. Lo hizo con un hacha.
Tras eso, los supervivientes regresaron a Groenlandia y Freydis les intimó a guardar silencio sobre lo que había ocurrido, o de lo contrario los mataría. Debían decir a los demás que los restantes miembros de la expedición se habían quedado en Vinlandia.
Sin embargo, las noticias de la atrocidad que Freydis había perpetrado en Vinlandia acabó por difundirse. Fue condenada por Leif el Afortunado, su propio hermano; pero, como era de su familia, se libró del castigo por los asesinatos que había instigado y los que cometió personalmente en Vinlandia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario