Los enanos tienen también nombres consignados en diversas tradiciones. El de Dvalin se encuentra tanto en el poema Grímnismál, en la Edda Poética, como en la historia llamada Gylfaginning, en la Edda Prosaica.
En lo tocante a la princesa Eyfura, el libro del siglo xii titulado Gesta Danorum (Hazañas de los daneses), recopilado por Saxo Grammaticus, la identifica como una princesa danesa y dice de ella que era la hija de un rey cuyo nombre era Frodi. Esto podría indicar que el personaje gozó de una tradición distinta de la de la leyenda de la espada y que pudo ser incorporado a este relato para aumentar su color local escandinavo.
Estas características, en estas tradiciones, están muy en consonancia con el material legendario que se encuentra en ellas, donde lo propio de los mitos nórdicos se entremezcla con hechos de tribus y personas reales (o presumiblemente reales). En estos relatos legendarios, encontramos también resabios distorsionados de conflictos reales que tuvieron lugar entre las tribus góticas (de origen nórdico) que vivían al noroeste del mar Negro y las tribus invasoras hunas del siglo iv. Tales conflictos tuvieron lugar en el periodo de los «pueblos errantes» (el llamado Völkerwanderung) durante el periodo de migraciones que acompañó al final del Imperio romano. Debido a los orígenes escandinavos de los godos, así como a la posterior exploración escandinava de las tierras orientales, durante las que llegaron al Imperio bizantino y al mar Caspio, esos antiguos conflictos se entremezclaron con las leyendas nórdicas tardías. De esa forma, espadas mágicas y tribus en periodo de migración se amalgamaron en una mezcla curiosa de ficción e historia.
Myrkvithr (Mirkwood) haría más tarde una aparición en El señor de los anillos de Tolkien.
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El rey Svafrlami y la espada que fue forjada
por los enanos Dvalin y Durin
Había una vez un monarca cuyo nombre era Svafrlami. Era el rey del pueblo conocido como los Gardariki. El nombre de tales gentes significa algo así como la tribu de las ciudades o la tribu de las poblaciones. Svafrlami era hijo de Sigrlami, que a su vez era hijo de Odín. Así pues, este Svafrlami era el nieto de Odín. Mediante astucia logró atrapar a los dos enanos de nombre Dvalin y Durin.
El nombre de Dvalin significa el que duerme, y algunos lo usan para llamar a uno de los cuatro ciervos que se dan un festín con Yggdrasil, el árbol del mundo. Fue Dvalin quien condujo a la hueste de enanos desde las montañas, en la búsqueda de un nuevo hogar. Viajaron desde las cumbres, a través de los pantanos, hasta llegar a los campos de arena. Algunos dicen que fue Dvalin quien enseñó a los enanos cómo escribir mediante runas, de la misma manera que fue Dain quien enseñó a los elfos y Odín quien lo hizo con los dioses. Algunos poetas denominan al sol «el que engaña a Dvalin», porque el sol convierte a un enano en piedra si lo alcanza. Otros poetas dan al hidromiel el nombre de «bebida de Dvalin», ya que el hidromiel de la poesía fue creado originalmente por los enanos. Algunas de los nornas (las que decide los destinos de los hombres) son conocidas como las hijas de Dvalin.
Durin es a su vez famoso porque fue el segundo enano creado después de Motsognir, el padre de los enanos, en los tiempos lejanos en los que los mundos se crearon por primera vez.
Ocurre que Dvalin y Durin se vieron atrapados porque abandonaron la roca en la que vivían y, por lo tanto, quedaron expuestos a las mañas de Svafrlami. Sucedió como sigue. Un día, Svafrlami fue a cazar a caballo y se encontró con estos dos enanos. Estaban cerca de una gran roca que era el hogar en el que vivían. Svafrlami les amenazó con su espada para que no pudieran desaparecer de nuevo entre la roca y así les atrapó. Con ellos en su poder, les obligó a forjarle una espada mágica. Tenía una empuñadura hecha de oro puro y cuando se blandía nunca erraba a la víctima destinada. Nunca se oxidaba y, en lo que toca a agudeza, podía cortar la piedra y el hierro como si no fueran más que tela.
Obligados por Svafrlami, los dos enanos forjaron la espada, y pudo constatar que brillaba como el fuego. Sin embargo, en venganza por su aprisionamiento, los dos enanos maldijeron el arma que habían hecho, de manera que debía matar a un hombre cada vez que saliese de su vaina. Además, causaría tres grandes males. Como si eso no fuera suficiente, completaron su venganza maldiciéndola para que llevase a la muerte al propio Svafrlami.
Cuando Svafrlami se dio cuenta de lo que los enanos habían hecho, se puso furioso e intentó matar a Dvalin. Pero el enano desapareció en la roca de la que había surgido originalmente. Svafrlami clavó la espada mágica bien profunda en la roca, pero Dvalin escapó a la hoja afilada y así sobrevivió a la ira del rey.
La espada pasa a ser propiedad de Arngrim, el berserker
La espada fue, en efecto, la ruina de Svafrlami. Con el paso del tiempo lo mató un berserker (un guerrero salvaje) que se llamaba Arngrim. Al principio, cuando combatió contra Arngrim, todo parecía ir a favor de Svafrlami. La espada Tyrfing hendió el escudo de Arngrim, pero fue tan grande la fuerza del golpe que se hundió profundamente en la tierra. Svafrlami se vio sorprendido y se encontró con que su espada estaba atrapada con firmeza en el suelo. El resultado fue que Arngrim fue capaz de cortar la mano de Svafrlami. Le arrebató Tyrfing y le mató.
Después de esa victoria, Arngrim forzó a la hija de Svafrlami (cuyo nombre era Eyfura) a casarse con él. Tras su matrimonio tuvieron doce hijos. Todos fueron berserkers. A los doce hijos los mató más tarde el guerrero sueco Hjalmar y su compañero Orvar-Odd, como veremos dentro de poco. Algunos dicen, sin embargo, que la espada llegó a poder de Arngrim de una manera diferente y que Arngrim luchó por el rey Frodi de Dinamarca y solo ganó la mano de la princesa tras haber derrotado a las tribus finlandesas de los samis y los bjarmianos. Arngrim se convirtió así en el campeón guerrero del rey Frodi y el resultado fue que, más tarde, le entregaron tanto la espada Tyrfing como la princesa Eyfura, en recompensa por sus servicios.
Después de la muerte de Arngrim, la espada pasó a Angantyr, hijo concebido en Eyfura y que era uno de los doce hermanos. En lo que respecta a ellos, cierta Navidad habían regresado a su casa en Bolmsö, en el lago Bolmen, en Småland, en el sur de Suecia. Fue entonces cuando el segundo hijo, Hjorvard, manifestó que deseaba casarse con la princesa Ingeborg, que era hija de Yngvi, rey de Suecia. A tal fin, pronunció un juramento declarando su intención y su determinación.
A consecuencia del juramento, los doce hermanos partieron hacia la corte real sueca de Uppsala. Cuando llegaron allí, Hjorvard reclamó a la princesa Ingeborg. Pero las cosas pronto se pusieron feas, porque, en ese momento, Hjalmar, que era uno de los campeones suecos del rey, afirmó que tenía mayor derecho a la princesa que el berserker Hjorvard. Eso colocó al rey sueco en una posición muy difícil, porque temía que, si se oponía, los hermanos, que eran berserkers de los más temidos, se desataría una terrible contienda en su corte real. Como solución al dilema, sugirió que la propia Ingeborg debería decidir con qué hombre quería casarse.
Hjalmar y Hjorvard piden a la princesa Ingeborg en matrimonio. Grabado de Hugo Hamilton realizado en 1830.
Ella eligió a Hjalmar, ya que le conocía y le prefería a aquel extraño tan amenazador. Hjorvard se puso furioso y desafió a Hjalmar a un duelo en la isla danesa de Samsø. Agravó el desafío al declarar que Hjalmar perdería su honor si estaba demasiado asustado como para aparecer. Pero Hjalmar no tenía miedo. Decidió aceptar el desafío, y navegó hasta allí en compañía de Orvar-Odd, su amigo de confianza, que era hermano juramentado noruego.
La primera hazaña maligna de la espada
Cuando los doce hermanos llegaron a la isla de Samsø, entraron en un frenesí de rabia berserk. Tal como era su costumbre, mordieron el borde de sus escudos, vociferaron maldiciones tremendas y obscenas; cayeron sobre los tripulantes del barco de Hjalmar y Orvar-Odd y los descuartizaron. El derramamiento de sangre fue terrible.
Sin embargo, cuando el guerrero sueco Hjalmar y Orvar-Odd el noruego llegaron al lugar, la marea de la batalla cambió de signo. Los once hermanos de Angantyr fueron masacrados con rapidez por Orvar-Odd, que los liquidó con una maza de guerra. Luego acudió en ayuda de Hjalmar. Al llegar hasta él, constató que Angantyr estaba muerto, pero que Hjalmar había sido mortalmente herido por Tyrfing. La herida mortal de Hjalmar fue la primera hazaña maligna de Tyrfing.
Orvar-Odd constató que la espada había dispensado muerte y, al mismo tiempo, también causado la destrucción de su dueño. Era, en efecto, un arma maldita.
En consecuencia, Orvar-Odd enterró a los doce hermanos allí, en la isla de Samsø, en túmulos de tierra. Con ellos, enterró la espada maldita Tyrfing. Así, esperaba que no seguiría causando daño. Tras hacer eso, Orvar-Odd llevó el cuerpo de Hjalmar, el campeón sueco, a Uppsala, donde entregó el cadáver a la princesa Ingeborg, hija del rey Yngvi.
Pero el plan de Orvar-Odd ser vio frustrado porque la hija de Angantyr, que se llamaba Hervor, viajó hasta Samsø, recuperó Tyrfing y se apropió de ella. Este acto se recuerda como El despertar de Angantyr.
La segunda hazaña maligna de la espada
Hervor se había criado como una esclava y no tenía idea de quiénes eran sus padres. Cuando se lo contaron al cabo del tiempo, tomó las armas de una mujer guerrera (una escudera), como si fuera una de las valquirias. Al conocer la muerte de su padre, viajó a la isla de Samsø para buscar la espada que los enanos habían maldecido y que provocara su muerte en batalla.
Después, se casó con el hijo del rey Gudmund, que vivía en Jotunheim, en el noreste de Noruega. Gobernaba sobre una tierra llamado Glaesisvellir, que era famosa por sus guerreros y por sus hazañas bélicas. Era el área conocida como Finnmark o Marca Fronteriza Finlandesa, ya que estaba en el límite entre los territorios de los nórdicos y los finlandeses. Algunos dicen que Gudmund era un gigante y otros le llamaron tiempo después Gudrun faxi (crines de caballo). Le consideraban un dios que rondaba por el país oscuro de Yule recogiendo muertos.
El hombre con el que Hervor se casó se llamaba Hofund. Tuvieron dos hijos, cuyos nombres fueron Heidrek y Angantyr (el Joven). Hervor decidió que la espada mágica debería pasar a uno de sus hijos Sin consultar a nadie, se la entregó a Heidrek. Pero, de nuevo, la espada Tyrfing sería la perdición de sus propietarios.
Un día, Angantyr (el Joven) y Heidrek iban paseando. Mientras caminaban, Heidrek quiso echar un vistazo a la espada que su madre le había entregado. Para hacerlo, la sacó de su vaina. Pero, una vez desenvainada estaba condenada a matar a un hombre. Era la maldición que los enanos habían echado sobre la espada. En consecuencia, como resultado de la maldición, Heidrek mató a su hermano Angantyr. Fue la segunda de las tres hazañas malignas de Tyrfing.
La tercera hazaña maligna de la espada
Tras matar a su hermano, Heidrek se convirtió en rey de los godos. Se embarcó en una aventura y, durante su viaje, acampó en los montes Cárpatos. Viajaba en compañía de ocho esclavos. Una noche, mientras Heidrek dormía, los esclavos irrumpieron en su tienda, robaron a Tyrfing, su espada, y le mataron. Esa fue la última de las tres hazañas malignas de Tyrfing. El hijo de Heidrek, que también se llamaba Angantyr (y que gobernó con el nombre de rey Angantyr II), persiguió, capturó y mató a los esclavos que habían asesinado a su padre. Tras hacer tal cosa, reclamó para sí la espada mágica; y, de esa forma, la maldición siguió su curso.
La espada mágica en poder del rey Angantyr II
Después de haberse vengado de los esclavos que habían matado a su padre, Angantyr II se convirtió en el nuevo rey de los godos. Sin embargo, su hermanastro ilegítimo le desafió. Era medio huno y se llamaba Hlod (o Hlothr). Era hijo bastardo, habido con una esclava huna, lo que no quitaba para que fuese hijo de Heidrek. Hlod se había criado con su abuelo, que era nada menos que Humli, rey de los hunos. Su hija había sido capturada por los godos y reducida a la esclavitud, y por eso Heidrek tuvo un hijo medio huno. Hlod era apuesto y valiente. Siendo solo un bebé había recibido armas y caballos como era costumbre entre los hunos, pues estos eran guerreros fieros.
Hlod exigía la mitad del reino a su medio hermano, el rey Angantyr II. Para hacer valer su reclamación, se dirigió a la corte en el corazón del reino de los godos.
La batalla entre los godos y los hunos
Cuando Hlod llegó a la corte de Angantyr II, fue recibido en ella, pero se encontró con que Angantyr le esperaba empuñando un escudo y la espada mágica. No obstante, Angantyr invitó a Hlod a beber en honor de su padre muerto.
Hlod, empero, rechazó su oferta de hospitalidad y exigió la mitad del reino, con su tesoro, rebaños, molinos, esclavos, los bosques de Myrkvithr (Mirkwood) y toda la tierra hasta la piedra tallada junto al río Dniéper.
Angantyr rechazó las demandas de Hlod y manifestó que no tenía ningún derecho a heredar tierras que había llegado de manera legítima hasta él. Pero trató de lograr la paz ofreciendo a Hlod una compensación: armas, ganados, tesoros, un millar de esclavos, otro tanto de caballos y otro tanto de hombres de armas. Además, un tercio de los territorios de los godos serían suyos.
Tal oferta habría satisfecho a Hlod de no haber sido invalidada por un insulto lanzado contra él. Junto a Angantyr II estaba Gizur Grytingalidi, el canoso rey de los Getas. Había acudido al funeral de Heidrek, que era su difunto hijo adoptivo. Al oír las exigencias y ofertas, pensó que Angantyr había sido generoso en exceso con su medio hermano huno. El resultado fue que Gizur calificó a Hlod de bastardo y fruto de una esclava. Y, siendo así, no debía recibir las riquezas que le ofrecía el rey de los godos.
Hlod se puso furioso cuando le tildaron de bastardo y de hijo de una esclava, por lo que rechazó la oferta de Angantyr y regresó a la tierra de los hunos, junto a su abuelo Humli. Contó a Humli cómo Angantyr se había negado a compartir el reino con él y que Gizur Grytingalidi le había denigrado al calificarle de ¡simple hijo de una esclava!
Al oír tal cosa, su abuelo se ofendió tanto como él y mandó reunir un gran ejército huno. Para primavera, estaba dispuesto. Congregaba a los guerreros de las vastas praderas gobernadas por los hunos. Todos los hombres mayores de doce años fueron llamados a acudir equipados parala guerra.
En primavera, los hunos reunidos cabalgaron a través de Myrkvith, que hace frontera con la tierra de los godos. Salieron de los bosques a las llanuras que había más allá y llegaron a una fortaleza que estaba defendida por Hervor, la abuela de Angantyr II.
En la batalla consiguiente, Hervor resultó muerta y las noticias de su deceso llegaron hasta Angantyr. Los hunos quemaron y arrasaron las tierras fronterizas. Angantyr se devanó los sesos, buscando la forma de hacer frente a un ejército invasor tan grande. Entonces, recordó la ley promulgada por Heidrek, de los hunos, por la cual, si se delimitaba un campo de batalla con palos de avellano, ningún ejército invasor podía saquearlo hasta que se hubiese decidido, por la fuerza de las armas, quién era el vencedor.
El mensaje que informaba de eso llegó a los hunos de manos de Gizur Grytingalidi, rey de los getas. Y el campo delimitado de batalla se fijó en las llanuras, junto al río Danubio. Cuando Gizur informó a los hunos de todo eso, añadió que Odín estaba contra ellos y que caerían bajo las armas de los godos.
Así fue cómo los dos grandes ejércitos fueron a encontrarse en las llanuras junto al Danubio, en el lugar marcado por palos de avellano. Allí, la batalla se libró durante ocho largos días de muerte y destrucción. Para los godos, era una guerra para defender su libertad; para los hunos, una guerra para evitar ser aniquilados por un ejército godo victorioso. Eso añadió intensidad a los bríos con que ambos bandos emplearon sus armas.
Los hunos eran muy superiores en número a los godos, pero, aun así, estos triunfaron, ya que Angantyr empleó a Tyrfing contra ellos y los derrotó con sus poderosos tajos mortíferos. Al ver a esa gran hoja repartiendo muerte, los hunos flaquearon. Los godos rompieron sus líneas y los hicieron retroceder. Con esa espada, Angantyr mató a su hermanastro Hlod en la batalla y acabó por derrotar a los hunos. Humli murió también en medio de aquella gran carnicería. Tan grande fue la matanza de los hunos en desbandada que los cuerpos de sus guerreros y caballos muertos atascaron los ríos, causando una inundación que anegó los valles.
Después de la batalla, Angantyr regresó y buscó entre los cadáveres del campo de batalla hasta que, al final, logró encontrar el cuerpo de su hermanastro. Al contemplar a uno que había caído bajo el fijo de Tyrfing, declaró que era un destino cruel que las nornas decretasen que un hermano matase a su propio hermano.
Y este es el final de la historia de la espada llamada Tyrfing.
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