lunes, 1 de abril de 2019

Frigg o Frigga.

Frigg, hija de Fiorgyn y hermana de Jörd, según algunos mitólogos, es considerada por
otros como la hija de Jörd y Odín, con el que posteriormente se desposó. Este
matrimonio causó tal regocijo general en Asgard, donde la diosa era muy amada, que
tras el acontecimiento se convirtió en costumbre celebrar siempre su aniversario con un
festín y canciones y tras ser declarada patrona del matrimonio, siempre se brindaba a su
salud, junto a la de Odín y Thor, en los festines de boda.
Frigg es la diosa de la atmósfera, o mejor dicho, de las nubes y como tal era
representada con vestimentas blancas u oscuras, de acuerdo a su humor un tanto
variable. Ella era la reina de los dioses y sólo ella tenía el privilegio de sentarse sobre el
trono Hlidskialf, además de su esposo. Desde allí podía observar todo el mundo y ver lo
que estaba sucediendo y, según la creencia de nuestros antepasados, ella poseía además
el conocimiento del futuro, aunque, sin embargo, nadie podía persuadirla para que lo
revelara, probando de esta manera, que las mujeres eran igualmente capaces de guardar
importantes secretos.
Era generalmente representada como una mujer alta, bella y majestuosa, coronada con
plumas de garza real, el símbolo del silencio o del olvido, y vestida con atavíos blancos,
con un cinto de oro en su cintura, del cual pendían un montón de llaves, como símbolo
distintivo del ama de casa nórdica, de quienes ella era su patrona especial. Aunque
aparecía a menudo junto a su esposo, Frigg prefería permanecer en su propio palacio
conocido como Fensalir, el lugar de las nieblas o del mar, donde ella manejaba
diligentemente su rueca, hilando hebras de oro o tejiendo extensas telas de nubes de
brillantes colores.
Para realizar su trabajo, usaba una maravillosa rueca enjoyada que de noche brillaba de
forma intensa en el cielo, como una constelación, conocida en el Norte con el nombre
de "La Rueca de Frigg", mientras que en otros sitios era denominado al mismo conjunto
de estrellas, el "Cinto de Orion".
La elegante diosa invitaba a su palacio Fensalir a esposos y esposas que hubieran
llevado vidas virtuosas durante su estancia en la Tierra, para que pudieran disfrutar de la
compañía de su cónyuge incluso después de la muerte y nunca tener que ser separados
de nuevo.
Frigg era por tanto considerada como la diosa del amor conyugal y maternal, y era
venerada especialmente por las parejas casadas y los padres afectuosos. Sin embargo,
esta elevada labor no absorbía por completo sus pensamientos, pues se nos dice que ella
era muy aficionada a los vestidos y, siempre que aparecía ante la asamblea de los
dioses, su indumentaria era suntuosa y favorecedora y sus joyas eran elegidas con gran
gusto.
El amor de Frigg por los ornamentos la llevó en una ocasión por el mal camino, pues en
su ansia de poseer una joya nueva, robó en secreto una pieza de oro de una estatua que
representaba a su esposo, que acababa de ser colocada en su templo. El metal robado
fue confiado a los enanos, con instrucciones de fabricar con él un maravilloso collar
para su uso. La joya finalizada era tan resplandeciente que acentuó aún más los encantos
de la diosa y aumentó el amor de Odín por ella. Sin embargo, cuando este descubrió el
robo del oro, convocó enfurecido a los enanos y les ordenó que le revelaran quién había
osado tocar su estatua. Reacios a traicionar a la reina de los dioses, los enanos
permanecieron obstinadamente en silencio y, viendo que no lograría obtener ninguna
información de ellos, Odín ordenó que la estatua fuera situada sobre la entrada del
templo y que fuera puesta a trabajar para que ideara runas que le conferirían el poder del
habla y le permitiría denunciar al ladrón.
Cuando Frigg oyó esto, se estremeció de miedo e imploró a su asistenta favorita, Fulla,
para que ideara algún remedio de protegerla de la ira de su esposo. Fulla, que siempre
estaba dispuesta a servir a su señora, pertió inmediatamente, regresando pronto
acompañada por un horrible enano, el cual prometió procurar que la estatua hablara sólo
si Frigg se dignaba a sonreírle de buena gana. Tras haber sido concedido tal favor, el
enano corrió hasta el templo, infundió a los guardias un profundo sueño y, mientras se
encontraban inconscientes, bajó la estatua de su pedestal y la rompió en pedazos, para
que nunca pudiera llegar a revelar el robo de Frigg, a pesar de los esfuerzos de Odín de
dotarle de habla.
Odín se enfureció terriblemente al descubrir el sacrilegio por la mañana, tanto que
abandonó Asgard y desapareció llevándose consigo todas las bendiciones que solía
repartir entre dioses y hombres. Según algunas autoridades en la materia, sus hermanos
se aprovecharon de su ausencia para asumir su forma y asegurarse su trono y su esposa,
sin embargo, aunque se parecían a él exactamente, no fueron capaces de reimponer las
bendiciones perdidas y permitieron que los gigantes del hielo, o Jötuns, invadieran la
tierra y la envolvieran con su frío. Los pérfidos gigantes estrujaron las hojas y los brotes
de las plantas hasta que todas se marchitaron, desnudaron los árboles, amortajaron la
tierra con un gran cobertor blanco de nieve y hielo, y la cubrieron con impenetrables
nieblas.
Pero al final de siete fatigosos meses, el verdadero Odín se apiadó y regresó y cuando
vio todo el mal que se había hecho, echó a los usurpadores, obligó a los gigantes de
hielo a relajar sus garras sobre la tierra y a liberarla de sus ataduras de hielo,
esparciendo de nuevo todas sus bendiciones y alegrando toda la tierra con la luz de su
sonrisa.
Las Asistentas de Frigg.
Fulla
Frigg tenía, como sus propias asistentas especiales, un número de hermosas doncellas,
entre las cuales se encontraba Fulla (Volla), su hermana según algunas autoridades, a
quien le confiaba su estuche de joyas. Era Fulla siempre la encargada del atavío de su
señora. Tenía el privilegio de calzarle sus zapatos de oro, la atendía en todas partes y era
su confidente. A menudo le aconsejaba sobre la mejor manera de ayudar a los mortales
que imploraban la ayuda de la diosa.

Fulla era ciertamente muy hermosa y tenía largos cabellos dorados, que ella dejaba
sueltos sobre sus hombros, sujetos sólo por una redecilla o cintillo de oro. Ya que sus
cabellos eran emblemáticos del grano dorado, este cintillo representaba el atado de las
gavillas. Fulla era conocida también como Abundia o Abundancia, en algunas regiones
de Alemania, donde ella era considerada como el símbolo de la plenitud de la Tierra.
Hlin.
Hlin, la segunda asistenta de Frigg, era la diosa de la consolación, a la que enviaba para
que secara las lágrimas de los que lloraban y derramara bálsamo sobre los corazones
encogidos por el dolor y el sufrimiento. Ella también escuchaba con oídos siempre
atentos las oraciones de los mortales, comunicándoselo a su señora y aconsejándole a
veces sobre el mejor modo de contestarlas y conceder el consuelo deseado.
Gna.
Era la veloz mensajera de Frigg. Montada sobre su rápido corcel Hofvarpnir, viajaba
con maravillosa velocidad a través del fuego y el aire, sobre la tierra y el mar y por tanto
era considerada como la personificación de la brisa refrescante. Viajando de acá para
allá de esta manera, Gna veía todo lo que sucedía sobre la Tierra, contándoselo después
a su señora. En una ocasión, mientras pasaba sobre Hunaland, vio al rey Rerir, un
descendiente lineal de Odín, que estaba sentado tristemente al lado de la costa,
lamentándose de su falta de descendencia. La reina del cielo, que también era la diosa
de los alumbramientos, tras oír tales noticias, tomó una manzana (el emblema de la
fertilidad) de su despensa privada, se la dio a Gna y le ordenó que se la llevase al rey.
Con la rapidez del elemento que ella personificaba, Gna salió a toda velocidad y,
mientras pasaba sobre la cabeza de Rerir, dejó caer la manzana sobre su regazo con una
sonrisa radiante.

El rey meditó por un momento acerca del significado de esta repentina aparición y el
regalo, tras lo que corrió hasta su palacio, con su corazón latiendo apresuradamente de
esperanza y le entregó la manzana a su esposa para que se la comiera. Al debido tiempo,
para su gran gozo, ella dio a luz a su hijo Volsung, el gran héroe nórdico, que llegó a ser
tan famoso que le dio nombre a toda su raza.
Lofn, Vjofn y Syn.
Además de las mencionadas anteriormente, Frigg contaba con otras asistentas en su
séquito, como la delicada y elegante doncella Lofn (elogio o amor), cuyo cometido era
el de eliminar todos los obstáculos del sendero de los amantes.
El deber de Vjofn era el de inducir al amor a los corazones inflexibles, para mantener la
paz y la concordia entre la humanidad y el de reconciliar esposos y esposas tras una
disputa. Syn (verdad) protegía la entrada del palacio de Frigg, negándose abrirla a
aquellos cuya entrada no les era permitida. Una vez le hubiera negado la entrada a un
intruso, ningún ruego podía cambiar su decisión. Por tanto, ella presidía todos los
tribunales y juicios y siempre que algo necesitaba ser vetado, el recurso usual era el de
declarar que Syn no estaba a favor de ello.

Gefjon.
Gefjon era también una de las doncellas en el palacio de Frigg y a ella le eran confiados
todos aquellos que habían fallecido solteros, a los que recibía y hacía felices por
siempre.
Según algunos estudiosos, Gefjon no era virgen, ya que estaba casada con uno de los
gigantes, con el que tuvo cuatro hijos. Esta misma fuente declara que Odín la envió para
que visitara a Gylfi, rey de Suecia y le rogara para que le concediese una porción de
tierra donde ella pudiera formar su hogar. El rey, divertido ante su petición, le prometió
que le concedería tanta tierra como ella fuera capaz de arar en un día y una noche.
Gefjon, sin desalentarse, transformó a sus cuatro hijos en bueyes, los ató a un arado y
comenzó a hacer un surco tan grande y profundo, que el rey y sus cortesanos quedaron
estupefactos. Gefjon continuó con su labor sin mostrar ningún signo de fatiga, y una vez
hubo arado en círculo una extensa porción de tierra, la arrancó con fuerza, haciendo que
sus bueyes lo arrastraran hasta el mar, donde ella lo fijó, llamándolo Seeland (tierra del
mar).
Mientras, el agujero que ella produjo fue rellenado rápidamente con agua para formar
un lago, llamado al principio Logrum (el mar), pero que posteriormente fue conocido
como el lago Mälar, cuyas mellas corresponden con los promontorios de Seeland.
Gefjon se desposó entonces con Skiold, uno de los hijos de Odín y se convirtió en la
antepasada raza real danesa de los skioldungs, que vivían en la ciudad de Hleidra o
Letra, que ella fundó y que llegó a ser el lugar principal de sacrificio para los daneses
paganos.
Eira, Vara, Vör y Snotra.
Eira, también asistente de Frigg, era considerada como una doctora extremadamente
habilidosa. Ella reunía enfermos de todo el mundo para curar tanto sus heridas como
enfermedades y era su competencia el enseñarle a las mujeres su ciencia, que eran las
únicas que ejercían la medicina entre las antiguas naciones del norte.

Vara escuchaba todos los juramentos y castigaba los perjuros, mientras que
recompensaba a aquellos que guardaban fielmente su palabra. También estaba Vör (fe),
que conocía todo lo que estaba por suceder en el mundo y Snotra, diosa de la virtud, que
poseía todos los conocimientos.
Con semejante grupo de asistentas, no es de extrañar que Frigg fuera considerada una
deidad poderosa. Sin embargo, a pesar del prominente lugar que ocupaba en la religión
nórdica, nunca se le dedicaron templos o santuarios, y era venerada sólo junto a Odín.
Otros Aspectos de Frigg.
En el sur de Alemania se veneraba a una diosa cuyos atributos eran los mismos que los
de Frigg, por lo que evidentemente, eran las mismas deidades aunque con nombres
distintos. Entre estos nombres estaba el de Holde (Hulde o Frau Holle), que
indulgentemente repartía muchos generosos regalos. Ya que ella controlaba el tiempo,
la gente solía decir que cuando caían los copos de nieve, estaba agitando su cama y
cuando llovía, que se encontraba lavando sus vestidos, señalando a menudo las nubes
como la ropa que ella había puesto a blanquear. Cuando grandes tiras de nubes grises
surcaban el cielo, se decía que ella estaba tejiendo, pues se suponía que también era una
tejedora muy diligente, además de hilandera y ama de casa. Se dice que fue ella quien le
dio el lino a la humanidad y le enseñó cómo usarlo.
Según la tradición medieval, Holde vivía en una cueva en Hörselberg, en Turingia,
donde era conocida como Frau Venus y considerada como una hechicera que seducía a
los mortales hasta su reino, donde los retenía por siempre, saturando sus sentidos con
toda clase de placeres sensuales. La más famosa de sus víctimas fue Tannhäuser, quien,
tras vivir bajo su hechizo durante una temporada, experimentó una revulsión en sus
sentimientos que aflojó las cadenas de Frau Venus sobre su espíritu e indujo
pensamientos inquietos acerca de su alma. Él logró escapar de su poder y corrió a Roma
para confesar sus pecados y obtener la absolución. Pero cuando el Papa oyó de su
relación con una de las diosas paganas, de las que los sacerdotes afirmaban que eran
demonios, declaró que el caballero tendría tantas esperanzas para el perdón como él de
ver en su bastón crecer brotes y flores.

Abatido de dolor ante tal declaración, Tannhäuser huyó y, a pesar de los ruegos de su
fiel amigo Eckhardt, no transcurrió mucho tiempo antes de que regresara a Hörselberg,
donde desapareció dentro de la cueva. Sin embargo, tan pronto como hubo desaparecido
llegó el mensajero del Papa, proclamando que había sido perdonado, pues el bastón
marchito había florecido milagrosamente, probando ante todos que no existía un pecado
demasiado horrible como para no ser perdonado, siempre que el arrepentimiento fuera
sincero.
Eastre, la Diosa de la Primavera.
La diosa sajona Eastre u Ostara, diosa de la primavera, cuyo nombre ha sobrevivido en
la palabra inglesa Easter (Pascua) y en la alemana Ostern (Pascua), es también idéntica
a Frigg, pues también ella era considerada como la diosa de la Tierra, o más bien de la
resurrección de la naturaleza tras su prolongada muerte durante el invierno. Esta
indulgente diosa también fue muy querida por los antiguos teutones, tanto que incluso
después de la introducción del cristianismo guardaban un recuerdo tan agradable de ella
que rehusaron degradarla a la categoría de demonio, como muchas otras de sus
divinidades, y le dieron su nombre a la gran festividad cristiana. Durante mucho tiempo
fue costumbre celebrar este día con el intercambio de huevos coloreados, pues el huevo
representa el comienzo de la vida, por lo que los primeros cristianos continuaron con
este hábito, declarando, sin embargo, que el huevo era también simbólico de la
resurrección. En varias regiones de Alemania se pueden ver todavía altares de piedra,
conocidos como Osternsteine (piedras de Pascua), pues habían sido dedicados a la
hermosa diosa Ostara. Los jóvenes los coronaban con flores y danzaban alegremente a
su alrededor, a la luz de grandes hogueras, una especie de juego popular practicado
hasta la mitad del presente siglo, a pesar de las denuncias de los sacerdotes y de edictos
publicados repetidamente en su contra.

Bertha, la Dama Blanca.
En otras partes de Alemania, Frigg, Holde o bien Ostara, es conocida también por el
nombre de Brechta, Bertha o la Dama Blanca. Se la conoce mejor bajo este calificativo
en Turingia, donde se supone que vivía ella en una montaña ahuecada, velando por los
Heimchen, las almas de los niños aún no nacidos y de aquellos que habían muerto sin
ser bautizados. Allí, Bertha velaba por la agricultura, cuidando de las plantas, que su
escuadrón de infantes regaban cuidadosamente, pues se suponía que cada bebé
transportaba una pequeña jarra para tal propósito. Mientras la diosa fuera debidamente
respetada y su refugio no molestado, permanecería donde estaba. Pero la tradición relata
que ella abandonó en una ocasión su país, junto a su séquito de niños arrastrando su
arado, para asentarse en algún otro lugar y continuar con sus bondadosos servicios. Ella
es la antepasada legendaria de varias familias nobles y se supone que es la misma que la
diligente reina del mismo nombre, la mítica madre de Carlomagno, cuya época se ha
convertido algo proverbial, pues cuando en Francia y en Alemania se habla de la Edad
de Oro, es costumbre decir "en los días en los que Bertha tejía".

Como se supone que esta Bertha había desarrollado un pie muy grande y liso, de
presionar continuamente sobre el pedal de su rueca, se la representa a menudo en el arte
medieval como una mujer con un pie plano y de ahí que se la conozca como la "reine
pédauque".
Como antepasada de la casa imperial de Alemania, se supone que la Dama Blanca se
aparece en palacio antes de que suceda una muerte o una desgracia en la familia. Esta
superstición es aún tan común en Alemania, que los periódicos en 1884 relataron el
informe oficial de un centinela, que declaró que la había visto pasar rápidamente en uno
de los pasillos del palacio.
Ya que Bertha era célebre como hilvanadora, fue naturalmente referida como la patrona
especial de tales trabajadoras femeninas y se decía que pasaba corriendo a través de las
calles de cada pueblo, durante las doce noches que mediaban entre el día de Navidad y
el seis de enero, mirando de cerca por cada ventana para supervisar el hilvanado de cada
familia.
Las doncellas cuyo trabajo había sido realizado con esmero eran recompensadas con un
regalo consistente en una de sus propias hebras de oro, o una rueca llena de lino de la
más alta calidad. Pero dondequiera que se encontrase una hilvanadora descuidada, su
rueda era rota, su lino ensuciado y si había olvidado honrar a la diosa comiendo una
gran cantidad de pasteles horneados durante aquella época del año, era cruelmente
castigada.
En Mecklenburg, esta misma diosa era conocida como Frau Gode o Wode, la versión
femenina de Woden u Odín y su aparición siempre era considerada como la precursora
de gran prosperidad. También se suponía que era una gran cazadora y que encabezaba la
Cacería Salvaje, montada sobre un caballo blanco y acompañada de sus asistentas
transformadas en sabuesos y toda clase de animales salvajes.
En Holanda se la conocía como Vrouelde y los holandeses conocen a la Vía Láctea por
ella como Vroueldenstraat. En algunas regiones del norte de Alemania se la llama
Nerthus (Madre Tierra). Su carro sagrado se guardaba en una isla, presumiblemente
Rügen, donde los sacerdotes velaban cuidadosamente hasta que llegaba ella para
emprender su viaje anual a través de sus dominios y bendecir la tierra. La diosa, con el
rostro completamente cubierto bajo un espeso velo, se sentaba entonces en su carro, que
era arrastrado por dos vacas y era respetuosamente escoltado por sus sacerdotes.
Cuando ella pasaba, la gente le rendía homenaje interrumpiendo todas las guerras y
dejando a un lado sus armas. Se vestían con atavíos festivos y no reanudaban sus luchas
hasta que la diosa hubiese regresado de nuevo a su santuario. Entonces, tanto el carro
como la diosa eran bañados en un lago secreto, el Schwarze See, en Rügen, que se
tragaba a los esclavos que habían asistido al baño y los sacerdotes reanudaban de nuevo
su vigilancia sobre el santuario y la arboleda de Nerthus o Hlodyn, hasta su próxima
aparición.
En Esandinavia esta diosa era también conocida como Huldra y se enorgullecía de su
séquito de ninfas del bosque, las cuales buscaban a veces la compañía de los mortales,
para disfrutar de un baile en las praderas de los pueblos. Sin embargo, se las podía
reconocer siempre por la punta de una cola de vaca que sobresalía por debajo de sus
largos vestidos blancos. Esta gente de Huldra era la protectora especial del ganado de
las montañas y se decía que a veces sorprendían al viajante solitario con la maravillosa
belleza de las melodías que cantaban para entretenerse durante las horas que duraban
sus tareas.

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