miércoles, 3 de abril de 2019

ARIMASPOS

Los arimaspos habitaban una región del norte
de Europa, por encima de los isedones y por debajo de los
hiperbóreos. Tenían un solo ojo y traficaban con oro, que robaban
a sus vecinos los grifos. Aristeas de Proconeso, un poeta de
aire chamáníco del siglo VII a. de C., escribió una epopeya en
tres libros, los Arimaspea, en donde narraba su viaje .desde el
mar Negro hacia el norte y sus visiones durante el exótico itinerario.
Aristeas aseguraba poseer algunos dones mágicos: así podía
dejar su cuerpo y viajar sólo con su alma, de modo que se
esfumaba de un lugar y reaparecía en otro lejano. (Así desapareció
del Proconeso y reapareció en Metaponto, en Sicilia.)
También contaba que había acompañado a Apolo tomando la
forma de un cuervo. De los arimaspos escribe algunas líneas
Heródoto: anota su aspecto monoftálmico —aunque duda de
ello— y repite que robaban el oro de los temibles grifos. Los
grifos son monstruos alados de cabeza de águila y rasgos algo
leoninos, de origen oriental, guardianes del oro, tan abundante
en el oscuro norte. Aparecen representados con frecuencia en
la orfebrería escita y alguna vez en el arte arcaico griego. Los
arimaspos son un pueblo fabuloso situado en los confines nórdicos
de Europa (ya se sabe que los pueblos fabulosos están en
los confines lejanos) y es una pena que no hayamos conservado
esa pintoresca narración de Aristeas para conocerlos mejor.
Luego se mezclaron en la fantasía posterior con los seres prodigiosos
de la India y Oriente: como los cinocéfalos, los acéfalos,
los dendritas, o los esciápodes que aparecen en la literatura popular
después de Alejandro. (Los esciápodes o «pies de sombra
» tenían un solo pie, pero tan grande que, al tumbarse boca
arriba, podían usarlo como sombrilla.)

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