viernes, 15 de marzo de 2019

La muerte del cielo y del hombre (mito azteca)

En el tiempo de Quetzalcóatl los hombres solamente comían piñones.
Quetzalcóatl duró siendo sol otras trece veces cincuenta y dos, que
son seiscientos y setenta y seis años. Acabados éstos, Tezcatlipoca, por
ser dios, se transformó como los otros hermanos suyos podían hacerlo,
y hecho tigre dio una coz a Quetzalcóatl; lo derribó y lo quitó de ser sol.
Entonces se levantó tan gran aire que arrastró a Quetzalcóatl y con él
a todos los hombres [que vivían entonces], dejando solamente algunos
cuantos que se quedaren en los aires. [Éstos] se volvieron monos.
Ahora quedó por sol Tláloc, el dios del paraíso terrestre, el cual
duró hecho sol siete veces cincuenta y dos, que son trescientos sesenta
y cuatro años. En el sol de Tláloc todos los hombres no comían sino
ececentli, que es una simiente como el trigo, que nace en el agua. Pasados
estos años, Quetzalcóatl dejó llover fuego del cielo, quitó a Tláloc
como sol y puso por sol a la mujer de Tláloc, Chalchiutlicue.
Ésta fue sol seis veces cincuenta y dos años, que son trescientos
y doce años. Los hombres comían este tiempo de una simiente como
maíz que se dice cencocopi. Desde el nacimiento de los dioses hasta
el cumplimiento de este sol hubo según su cuenta dos mil seiscientos
y veinte y ocho años. En el año postrero que fue sol Chalchiutlicue,
llovió tanta agua y en tanta abundancia que se cayeron los cielos y las
aguas llevaron todos los hombres que había; de ellos se hicieron todos
los géneros de pescados que hay. Así cesaron de haber hombres y el
cielo cesó porque cayó sobre la Tierra.

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