En Shuc había una laguna muy brava, que atraía a la
gente y la ahogaba. La madre de la laguna era un toro
negro. El brujo Vivian Fonke, que tenía sus propiedades
por allí cerca, invitó a su cuñado a pasar un día en el
campo. «Vete por este camino», le dijo el brujo a su cuñado,
«que yo voy por aquí». Así lo hicieron. El cuñado
fue por el camino, y Vivian entró a la laguna. Ya había
caminado algunos pasos, cuando salió a su encuentro un
toro negro, muy bravo. El brujo no se atemorizó, sino
que, tomando la forma de un toro gato, se enfrentó a
su contendor, y después de una formidable pelea lo venció.
Luego lo condujo al centro de la laguna y hundió
las astas de su enemigo en el pantano. Desde entonces la
laguna de Shuc dejó de ser mala.
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