jueves, 14 de marzo de 2019

Imhotep

Imhotep era el arquitecto del complejo de la pirámide escalonada del rey Dyoser
(2630-2611 a. de C.) en Saqqara, que no tiene rival en lo concerniente a la grandeza
de su concepción y que fue el primer edificio colosal de piedra que se construyó. La
pirámide sugiere una escalinata gigantesca para el ascenso del monarca al cielo,
mientras los edificios que la rodeaban eran el templo para el culto real y otros
pabellones y capillas para la eterna celebración de las Fiestas del Jubileo de Dyoser.
Un busto en piedra caliza de una estatua perdida del rey Dyoser (llamado Netyeri-jet
en sus monumentos) conserva el nombre y los títulos de Imhotep:
Portasellos del rey del Bajo Egipto, uno que está cerca de la cabeza del rey (es decir, visir), jefe de
la Gran Mansión, representante real, Sumo sacerdote de Heliópolis, Imhotep, el carpintero y
escultor…
A partir de vasos de piedra descubiertos en las galerías, en torno a 30 m. bajo la
pirámide, aún podemos añadirle el título de "Sacerdote lector en jefe". Así pues, los
más altos oficios religiosos y seculares de la Administración egipcia pertenecían a
Imhotep.
Además del complejo de la pirámide, Imhotep era arquitecto de un santuario al
dios Sol en Heliópolis, dedicado por Dyoser y que hoy en día sólo perdura en
fragmentos de relieves de gran calidad. Su nombre ha sido también encontrado en un
grafito del muro de la pirámide inacabada del rey Sejemjet (2611-2603 a. de C.),
sucesor de Dyoser. Ésta es el último testimonio histórico de Imhotep, por lo que
podemos presumir que hace 4600 años que murió.
Su reputación como arquitecto experimentado llevó a que los escribas de Egipto
lo adoptasen como el más eminente de los que ejercieron su oficio. Fue considerado
como fuente de inspiración intelectual y una gran cantidad de máximas morales se
decía que habían sido escritas en papiro en su nombre. Una referencia la constituye
una composición, en parte pesimista y en parte hedonista, conocida como Canto del
harpista, cuya mejor copia es la del Papiro Harris 500 del Museo Británico:
He oído las palabras de Imhotep y Hor-dedef [un hijo del rey Juful, cuyas máximas son
frecuentemente citadas], ¿y cuál es el estado actual de sus monumentos? Sus muros han sido
derruidos y sus lugares han desaparecido, como si nunca hubiesen existido.
Si el canto fue escrito originariamente en el reinado de un rey llamado Intef,
como presume su introducción, entonces el monumento funerario de Imhotep habría
sido derruido o perdido cerca del 2000 a. de C. Sin embargo, su nombre seguía
perdurando por sus escritos, tal como otro documento, también delMuseo Británico,
puede atestiguar. Su propósito es ensalzar al escriba profesional y lo hace eligiendo
juiciosas comparaciones para ilustrar la inmortalidad de la literatura:
Un libro es de más valor que la casa de un constructor o una tumba en el desierto occidental…
¿Hay alguien hoy en día como Hor-dedef? ¿Hay alguien como Imhotep?
… Los sabios que predijeron el futuro… Ellos pudieron irse, y sus nombres desvanecerse de la
memoria, excepto aquellos cuyos escritos hicieron que sigan siendo recordados.
En algún momento, por un cambio del punto de vista psicológico egipcio del
status de Imhotep, su papel como sabio se intensificó al atribuir su nacimiento a la
intervención directa de uno de los dioses principales. Imhotep se convirtió en el "hijo
de Ptah", dios creador de Menfis, cuya naturaleza de dios de los artesanos convenía
especialmente a quien era padre de un descendiente famoso por su habilidad
escultórica. Desde el período Saíta (dinastía XXVI) hay amplio testimonio de un
vigoroso culto centrado en torno a Imhotep hijo de Ptah en Menfis y Saqqara.
Centenares de bronces lo representan con una iconografía que enfatiza sutilmente su
sabiduría y a su divino padre. Además, se le representa sentado con un rollo de papiro
sobre sus piernas, llevando un casquete y una falda larga de lino. Podemos pues
interpretar el papiro como sugerencia de las fuentes del conocimiento conservado por
los escribas en la "Casa de la Vida". En cuanto al tocado identifica a Imhotep con
Ptah, y su indumentaria sacerdotal de lino simboliza su pureza religiosa.
Su templo principal estaba en el norte de Saqqara con un santuario subsidiario en
Menfis, al sudoeste del principal templo de Ptah. Sin embargo, en el período
ptolemaico su culto se había extendido hacia el sur de Tebas, donde se hacía el
aprovisionamiento para su culto en el templo de Ptah en Karnak. En el reinado del
emperador romano Tiberio, un elaborado elogio de Imhotep se inscribió en la cuarta
puerta que hay antes de su templo. En Tebas compartía los honores con Amenhotep,
hijo de Hapu, un "Director de todas las obras reales" que había vivido en el reino del
faraón Amenhotep III (1403-1365 a. de C.). En el templo de Deir el-Medina, en la
Tebas occidental, Imhotep es representado con su madre mítica Jereduanj bajo la
forma de la diosa Hathor. Para completar una de esas tríadas sagradas a las que los
egipcios eran tan aficionados, se le da una mujer llamada "Hermana de Dios",
Renpet-nefret.
Cuando su culto se extiende, se le otorga más y más énfasis a su papel de médico
supremo, rápidamente identificable con el Asclepios griego. Este aspecto era
especialmente destacado en su santuario ptolemaico de la Tebas occidental, en la
terraza superior del templo de la reina Hatshepsut en Deir el-Bahri, así como en el
templo de Hathor en Dendera, en el que una importante loa a Imhotep lo asocia al
sanatorio que allí había. En otros lugares encontramos intentos de realzar su
deificación, como en el caso de una ciudad del Delta en la que, en un desarrollo que
recuerda la promoción de las estatuas de la Virgen María por los primeros teólogos, a
Jereduanj, madre de Imhotep, se la considera como descendiente de un dios, en este
caso de Banebdyedet, el sagrado dios carnero de Mendes.
El culto de Imhotep se convirtió en centro de atención para las parejas casadas
que deseaban un hijo. Un buen ejemplo de su poderes de fecundación ha quedado
grabado en la que tal vez sea la más conmovedora estela de la colección del Museo
Británico. Es la autobiografía de una mujer llamada Taimhotep, que había nacido en
el 73 a. de C. durante el reinado de Ptolomeo XII Neos Dionisos. Cuando tenía
catorce años se casó con Psherenptah, Alto sacerdote de Ptah en Menfis. Tres
embarazos fueron de niñas. Juntos, Taimhotep y Psherenptah, oraron a Imhotep, hijo
de Ptah, para que les concediese un hijo. Entonces Imhotep se le apareció a
Psherenptah en un sueño o revelación con una propuesta: un mayor embellecimiento
de su santuario en Anj-taui (la necrópolis menfita donde Imhotep estaba enterrado) a
cambio de un hijo varón. Psherenptah, en consecuencia, encargó una estatua de oro y
se la dedicó al santuario de Imhotep, donde Taimhotep concibió un hijo. En la Fiesta
de Imhotep, en el 46 a. de C., Taimhotep dio a luz a Pedibast. La alegría de la
maternidad duró poco sin embargo, ya que Taimhotep murió en el 42 a. de C., a los
treinta años de edad. El resto de la estela es un conmovedor lamento sobre la
inevitabilidad de la muerte. A pesar de ello, la intervención positiva de Imhotep
cambió la vida de la pareja. Fue esta inmediatez de Imhotep, hijo de Ptah, para
resolver los problemas humanos, a menudo de índole médica, la que aseguró la
popularidad de su culto en el período romano.

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