sábado, 16 de marzo de 2019

El hombre que se volvió pez

Hace mucho tiempo, en las riberas del Gran Río, en Dakota, invernaban
numerosos indios. Como había buena caza por los alrededores,
los indios habían escogido aquel lugar para campamento de invierno.
En este campamento vivía un anciano que no agradaba a la tribu. Aunque
era atento y de buen corazón, era despreciado por todos menos por
sus familiares. Un día, mientras pensaba en esto, el anciano decidió ir a
hablarle al Gran Espíritu.
Era la costumbre en aquellos días que, cuando alguien deseaba comunicarse
con los espíritus, marchaba a un apartado lugar, y allí estaba
por tres días y tres noches. En la última noche el espíritu venía. Así es
que el anciano subió las colinas y allí permaneció tres días y tres noches.
A la tercera noche el Espíritu se le apareció con la forma de un pez
que tenía piernas y brazos. El anciano le contó sus penas y le pidió al
Espíritu que le diera poder para vengarse de su tribu.
Después de una larga conversación, el Espíritu le dijo que marchara
a su casa, y que siete días después de esa noche, fuera antes del alba a la
orilla del río. Allí, le dijo, entraría en las aguas con él para ser convertido
en un pez. Entonces podría realizar lo que quisiera.
El anciano regresó a su casa y contó a sus familiares cuanto le había
ocurrido. Les dijo que estaba decidido a destruir la tribu entera, excepto
sus familiares, y que fueran hasta el río, en la fecha acordada, para
salvarles.
Antes del alba del séptimo día, el anciano se fue al río y allí encontró
el Gran Espíritu. Lo siguió río adentro y pronto se halló convertido
en un gran pez con piernas. Mientras más se movía, más largo y más
largo se ponía, hasta que se quedó como un pez muy largo.
Entonces se arrastró y subió hasta la orilla del río, dobló su larga
cola y ésta llegó al campamento donde estaba la tribu. Cuntido tOH Indios
vieron aquella larga y enorme cola se acobardaron, pero no pudieron
salir de sus casas.
Entonces sus familiares se fueron a la orilla del río tal como se había
acordado, y el gran pez los dejó pasar.
Así se salvaron estos pocos indios. El resto pereció, pues el gran
pez con su larga cola los destrozó. Después el pez se transformó en una
roca, y ésa es la larga piedra que se halla en cierto lugar del Gran Río,
donde ocurrió la venganza del anciano burlado injustamente.

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